LOS MENORES ENCARCELADOS EN FRANCIA (I): EL CASO DE IDRISSE

VIAHIPATIA

SECCIÓN: CRÓNICAS HIPATIA

Autor: Dpto.Investigación

Imagen: Fuente desconocida (febrero, 2025)

Fuente: Le Monde Diplomatique (LMD), mayo 2025: "Jóvenes entre rejas", por Sophie Bourlet

LOS MENORES ENCARCELADOS EN FRANCIA (I): EL CASO DE IDRISSE.

Relatos como el de Idrisse Aboudou es un ejemplo de la triste situación de cierta juventud francesa, aunque no todos llegan a resolver su caos socio psicológico como Idrisse, ya que hoy es uno de los formadores de la entidad social ACAY, dedicada a la reinserción de la juventud entre rejas. Así, este monitor, se queja de la actitud mayoritaria de los adolescentes presos: "se pasan el día entero en la celda, ni siquiera comen ya juntos". Es decir, se observa una clara falta de esperanza, una soledad buscada ante la poca efectividad del gregarismo, por la poca calidad afectiva de los grupos: sólo parece existir, en éstos, una desconfianza entre sus propios miembros; un interés, para algunos, de demostrar su poder y autoridad, y por tanto de manifestar ciertos grados de maltrato hacia el compañero; son grupos en los que la mayoría de seguidores lo son por un miedo ante el líder, no por una satisfacción personal de pertenecer a un colectivo con ideas y visiones del mundo compartidas. El miembro necesita formar parte de un sustitutivo de la familia, teóricamente elemento, ésa, de configuración afectiva, de esperanza del infante, preadolescente y adolescente: elemento de construcción de la persona, con las suficientes referencias de conducta para asumir su adultez.

Aboudou fue criado por su tía. Vivían en una barriada al norte de Marsella. Antes, Idrisse vivía con sus padres en Camorras. Separarse de ellos le produjo un tremendo pesar. En La Busserine, el chaval pasaba el tiempo ocioso con sus colegas del suburbio. Poco a poco fue entrando en la cultura de la evasión: primero cigarrillos; luego, ya porros; más tarde, consumidor de droga (lo que provocó que tuviera que convertirse también en vendedor); así podía formar parte de un supuesto clan, una especie de estirpe, de linaje, de referencia cálida y afectiva que nunca tuvo. 

Pero este tipo de vida llevaba consigo altos riesgos. Su subconsciencia le demandaba, urgentemente, la búsqueda de sentimientos, de ideas, de conceptos, de esquemas a los que acogerse para conducir su existencia. Pero su consciencia confundía las fuentes de estos requerimientos. Su consciencia no era capaz de discernir entre lo admisible y lo inadmisible, en función del grado de riesgo y peligro. El consum de droga implicaba desequilibrios socioeconómicos excesivos. Consumir estupefacientes suponía endeudarse con los suministradores. Una deuda impagable, en el mundo del narcotráfico, supone inevitablemente tener que convertirse en "camello", en vendedor de lo que uno consume para sí. El ingreso, directamente es transferido al suministrador primario. De manera que Idrisse quedaba siempre en deuda por su consumo inicial. A la vez, el suministrador le permitía sufragar los gastos a través de préstamos con elevado interés. El agobio por la exigencia de la deuda incrementó más su amargura, dando lugar a más necesidad de adquisición del narcótico (pues era imposible acceder al sistema público de salud para atender su dependencia química). Asimismo, los préstamos solicitados se dirigían a la adquisición de cierta vestimenta, vestuario y calzado que pudiera competir o igualarse al estilo de los miembros del grupo, algo muy importante en las pandillas. 

Los créditos llegaron a abrumar al chaval. No quedó más remedio que atracar comercio y similares. Era necesario recaudar fondos. De esta forma un juzgado le sentenció a seis años, por un robo que fracasó. Y esta vez era en la penitencia de adultos: Les Baumettes. Ya habría pasado antes por los centros de menores de Francia: EPM (centro de internamiento abierto), CEF (centro educativo cerrado); quizás estuvo también en alguno de los centros de acogimiento o módulos para menores (QPM), aunque la crónica de LMD no lo detalla. 

No obstante, Aboudou consiguió su "primer diploma" en prisión. Trató sus adicciones con la psicóloga del centro, y supo modificar el sentido de su vida. Pero pocos consiguen este avance, un esfuerzo enorme para el joven, pues debe tener la suficiente capacidad para transformar su dolor y pesadumbre, y aflicción y tristeza, y zozobra y tormento en nuevas ilusiones y esperanzas, cicatrizando sus heridas, convirtiendo sus amargas experiencias en conocimientos y talantes hacia una nueva conducta, hacia una nueva vida, una nueva perspectiva; convertirse la herida en un callo fuerte y capaz de sostener nuevas imposiciones, nuevas coacciones, nuevas opresiones o intimidaciones, nuevas inclemencias sociales. 

Desgraciadamente, como señalaba el informe del PJJ (1) de 2023, firmado por Alice Simon (2), no se puede "responder a la demanda, tanto por las frecuentes vacantes de personal [...] como por una subestimación de las necesidades [de los internos]", en los centros de reinserción.

Asimismo, el informe señala que el enclaustramiento de los chicos no favorece más que "un sentimiento de alienación mental". Todo esto provoca que la repetición de la conducta, del comportamiento del descarriado social, sea inevitable. 

(1) PJJ: Servicio Judicial de Protección de la Juventud en Francia.

(2) Dirección de Protección de la Juventud, París, 2023.

Redacción Departamento InveStigación HIPATIA, CI

Junio 2025

Las actividades del Centro Intercultural Hipatia cuentan con el apoyo de la Fundación Guillem Cifre de Colonya Caixa Pollença y el Consell de Mallorca.