Aitana
“La niña detective”
La bicicleta desaparecida
Por Juana María Fernández Llobera
Aitana acaba de mudarse a un nuevo barrio y se siente extraña porque no conoce a nadie. La razón del cambio es que, de esa forma, los dos padres de Aitana, Leire y Gonzalo, tienen sus respectivos puestos de trabajo mucho más cerca del domicilio. Los dos pensaron que, de esa forma, podrían pasar más tiempo con sus tres hijos. Aitana tiene dos hermanos, uno mayor, Eric, y otro más pequeño que ella, Dylan. Los tres han sido cambiados de colegio a consecuencia del cambio de barrio, ya que el otro les queda muy alejado.
Desde muy pequeña, Aitana siempre ha escuchado las historias que le contaba su abuela materna, Lidia, sobre detectives que iban tras la pista de cosas que desaparecían, así que siempre soñó con ser detective de mayor, viviendo mil aventuras. Su hermano mayor, Eric, siempre se burla de ella por ello, pero Aitana no le hace caso. Ella sabe muy bien lo que quiere a pesar de su corta edad.
Aitana es una niña muy extrovertida y tiene facilidad para entablar conversación con las otras personas. Al cabo de unas semanas de haberse cambiado, entabló amistad con una niña que vive muy cerca de su nueva casa, cuyo nombre es Enriqueta. Como su nueva amiga va al colegio en su bicicleta, Aitana comenzó a ir en bici también. A los pocos días comenzaron a ir juntas al colegio y a otros lugares del barrio. Dos meses y medio más tarde de su llegada, Enriqueta la invitó a su cumpleaños. Enriqueta estaba muy emocionada por cumplir doce años. A Aitana le faltaban aún tres meses para cumplirlos. Cuando llegó el día del cumpleaños, la fiesta se realizó en el jardín de la casa de Enriqueta, ya que hacía muy buen día y, por suerte, había caído en sábado, así que, desde la mitad de la mañana, ya llegaron amigos de Enriqueta que se iban viendo por todos los rincones del jardín, unos comiendo y bebiendo, otros jugando y algunos simplemente charlando. Aitana se lo pasó muy bien y conoció a un montón de chicas y chicos de su misma edad, ya que Enriqueta se los presentó. Los padres de Enriqueta, le regalaron para la ocasión, la bicicleta roja que Enriqueta había visto en una tienda y que tanto le había gustado. Se la veía muy feliz con su nueva bicicleta e hizo algo que emocionó mucho a Aitana, que fue regalar su antigua bicicleta a una niña que había ido a su fiesta y que no podía permitirse el poder comprar una. El hermano mayor de Enriqueta, Lucas, fue el encargado de poner música para animar la fiesta, incluso tocó algunos temas con su guitarra eléctrica junto a su amigo David, que toca el bajo y Lucía, que toca el cajón. Aitana de emocionó mucho con la música en vivo, ya que nunca había estado en un cumpleaños en que sucediera eso.
Enriqueta y Aitana decidieron ir al sábado siguiente al cumpleaños a la playa. Ya comenzaba a hacer buen tiempo, así que fueron con sus bicicletas por el paseo marítimo hasta allí. Se pararon primero en un bar a tomar un refresco, porque tras peladear durante bastante rato, tenían sed. Allí encontraron a unos amigos del hermano de Enriqueta, Eva y Javier, que habían llegado hasta allí patinando desde casa de Eva.
—¡Hola Enriqueta! Hacía días que no te veía—expresó Eva.
—¡Cierto! Desde el último cumpleaños de mi hermano. ¿Pasa algo entre vosotros? Antes siempre estabais juntos—dijo Enriqueta.
—Tu hermano está muy cambiado desde que va con Mariana y casi nunca me llama ni queda conmigo. No te preocupes, un día conversaré con él para ver lo que ocurre. ¿Habéis venido en bici?
—Sí. Quería probar mi nueva bici. Es esa que está atada a la farola, la que es roja.
—¡Qué chula!¡Es una pasada!
—Sí. Va genial. ¡Estoy muy contenta!
—La bici debe valer una pasta, ¿no?
—Sí, vale bastante.
—¿Se ha comprado tu hermano los patines que quería?
—Tiene unos nuevos, pero no sé si eran esos los que realmente quería.
—Seguro que sí. Le gustan las cosas buenas y podéis permitiros ese tipo de lujos. Bueno, ¡nos vemos! Vamos a seguir la ruta.
—¡Nos vemos! Le diré a Lucas que te he visto.
—¡Estupendo! Esperemos que le dé por llamarme, si no, lo haré yo un día de estos.
Enriqueta y Aitana se tumbaron en la arena de la playa. Aún no era época de bañarse, pero cómo iban con pantalón corto y camiseta, esas partes lograron broncearse. Comieron los bocadillos de queso que Aitana preparó antes de partir y tras un par de horas, tomaron el camino de regreso para sus casas.
Aitana y Enriqueta se habían apuntado a aprender a tocar la guitarra como actividad extraescolar, así que, tras ir a clase, también compartían buenos momentos aprendiendo a tocar la guitarra. Eran dos días a la semana, con lo cual, pasaban mucho tiempo juntas.
Tres semanas después de haber ido a la playa, un sábado también, Enriqueta llamó alterada a Aitana, diciendo que su bicicleta nueva había desaparecido. Aitana fue enseguida a casa de su amiga. Una vez allí, le preguntó a Enriqueta que dónde había dejado la bicicleta. Enriqueta le explicó que la había dejado en el cobertizo situado en el jardín, al igual que hacía con la anterior y que lo cerraba con llave. Cuando había ido en su búsqueda, el cobertizo estaba abierto y la bici no estaba.
—¿Faltaba algo más? —preguntó Aitana.
—No, solo la bici—contestó Enriqueta.
—Entonces está claro. Venían a por ella. Así que quién se la llevó, sabía que tenías una bici nueva y dónde la guardabas.
Aitana inspeccionó el lugar donde había estado la bici guardada y, de pronto, vio una cosa que brillaba en el suelo. Se acercó y vio que se trataba de un colgante. Lo recogió del suelo y le preguntó a Enriqueta si era suyo, a lo que Enriqueta contestó que no y añadió que tampoco era de su madre. Podría ser de un chico también, pero no era tampoco ni de su hermano ni de su padre. Aitana pensó que era una pista y que había que dar con el dueño o dueña de dicho colgante. Quizás esa persona fuera la que se llevó la bici. El colgante es la figura de un león con una “V” en el entrecejo del mismo. Comenzaron a pensar en gente conocida cuyo nombre comenzará por “V”. La mayor parte de los nombres los decía Enriqueta, que era la que llevaba viviendo más en ese barrio y conocía más gente: Víctor, el hijo de la pescadera; Verónica, la hija de Marta, la madre de Tomás….., pero la verdad, no les parecía que ninguno de ellos fueran personas que hicieran eso. Cuando salían del cobertizo, junto a la puerta, encontraron un guante lila sin dedos. Aitana preguntó a Enriqueta si el mitón podía ser de su hermano, pero Enriqueta dijo que su hermano siempre los llevaba negros y que tenía las manos más grandes. Eran unos guantes típicos de personas que patinan, bien en patines en línea o bien en skate, porque tienen partes para proteger bastante las manos. Decidieron entonces ir por el barrio buscando. Enriqueta tuvo que coger la bici de su madre, que aunque tenía muchos años, aún rodaba bien. Estuvieron dando vueltas por todo el barrio, pero no tuvieron suerte, porque no la encontraron. Como ya se hacía tarde, decidieron posponer la búsqueda para el día siguiente.
De noche, Aitana pensaba en las pistas que habían encontrado. ¿Quién podía habérsela llevado? Pensaba que tiene que ser una persona que patina y que sabía que Enriqueta tenía bicicleta nueva, así que tiene que ser una persona que sea amiga o conocida, bien de la misma Enriqueta, bien de su hermano. ¿Pero quién? La “V” podía ser de un nombre, pero también podría ser otra cosa. Pensando y pensando, le costó quedarse dormida, pero el cansancio de haber estado dando vueltas buscando la bici de su amiga, hizo que al final cayera en los brazos de Morfeo, dios de los sueños en la mitología griega.
Al día siguiente, volvieron a emprender la búsqueda. Aitana y Enriqueta partieron juntas a buscarla y Lucas con sus amigos fueron por otros lados. Tras varias horas buscando, cuando ya estaban a punto de tirar la toalla por ese día, Aitana vio un grafiti en cuyo lado superior derecho había el dibujo del león con la “V” en medio del entrecejo.
—¡Mira Enriqueta! Es el mismo dibujo que el del colgante. El grafiti lo firma Mupe. ¿Quién deber ser Mupe? Hay que encontrar a la persona que ha hecho el grafiti para que nos explique lo del león con la “V”. Claro que, si es quien perdió el colgante, puede ser que sea quien se llevó la bici.
—Tendremos que ir con cuidado entonces. ¿Quién nos puede dar la información de quién es Mupe?
—Podemos hablar con Nadia. ¿No te acuerdas que en tu cumpleaños contó que su hermana hacía grafitis?
—¡Es verdad! Pues vamos a su casa.
Aitana y Enriqueta emprendieron la marcha hacia la casa de Nadia, no sin antes hacer una foto del grafiti con el móvil de Enriqueta, que era mejor. Aitana seguía a Enriqueta, ya que ella no tenía ni idea de dónde vivía. Una vez allí, llamaron al timbre.
—¡Hola! Me llamó Enriqueta y soy amiga de Nadia. ¿Está en casa?
—¡Hola Enriqueta! Soy la madre de Nadia y me acuerdo de ti. Me llamo Isabel, pero, todos me llaman Isa. Puedes llamarme así.
—¡Gracias Isa! Esta es Aitana, una buena amiga.¿Está Nadia?
—¡Hola Aitana! Sí, sube la escalera. Es la primera puerta a la derecha.
—¡Hola Isa! —contesta Aitana.
—¡Me acuerdo! —dice Enriqueta.
Aitana y Enriqueta subieron la escalera deprisa y al llegar a la altura de la habitación de Nadia, como tenía la puerta cerrada, tocó Enriqueta con los nudillos.
—¿Quién es?
—Somos Enriqueta y Aitana.
—¡Pasad, pasad!¡Qué sorpresa!¿Qué os trae por aquí?
—Verás Nadia, me han robado la bici nueva.
—¿En serio? Menuda ……
—Sí, desde luego. Encontramos en el lugar de donde cogieron la bici, un colgante y un guante de color lila sin dedos. El colgante es de un león y tiene una “V” en el entrecejo.
—¿Y yo qué pinto en todo esto?
Amanda tomó entonces la palabra, ya que hasta entonces solo había hablado Enriqueta.
—Resulta que, mientras buscábamos la bici, hemos visto un grafiti en las paredes del puente y en la parte de arriba a la derecha, había el mismo dibujo que tiene el colgante, un león con la “V” en el entrecejo. Firma el grafiti “Mupe”. ¿Sabes de quién se trata?
—No estoy segura. Mejor le preguntamos a mi hermana Lidia. Por suerte, hoy está en casa. Vamos a su habitación.
Nadia llama a la puerta de la habitación de su hermana. Tarda un poco en contestar. Baja la música antes de contestar.
—¿Quién es?
—Soy yo, Lidia. Vengo con unas amigas, que te tienen que preguntar algo.
—¡Venga, pasad!
—¡Gracias!-dice Enriqueta.
—¿Qué queréis preguntarme?
Aitana le enseña la foto del grafiti, mientras Enriqueta le narra lo mismo que han contado a Nadia.
—¿Sabes de quién se trata? —pregunta Aitana.
—Sí, sé quién es. Tú también la debes conocer, aunque no la asocias con el nombre de “Mupe”.
—Pues verás….. es la hermana de la novia de tu hermano Lucas.
—¿Cómo?
—¡Lo que oyes! Es la hermana de Mariana. Se llama Martina.
—¡Ostras! Esto sí que no me lo esperaba- expresa Enriqueta a punto de llorar.
Aitana y Enriqueta salen de casa de Nadia tras despedirse de las dos hermanas y de la madre. Enriqueta no sabe qué hacer. Aitana piensa que lo mejor es hablar con Lucas, pero Enriqueta tiene miedo de que se enfade al hacer alusión de que la hermana de Mariana pudo haberse llevado la bici. Deciden entonces ir donde viven Mariana y su hermana. Justo delante de la casa de Mariana hay un gran seto en un parque público y esperan tras él para ver si logran ver algo que permita esclarecer qué sucedió. A los pocos minutos de estar tras el seto, sale Mariana de su casa y un minuto después, llega Lucas con su moto. Mariana monta en la moto tras Lucas y parten. Minutos después sale una chica, que suponen que es Martina. Se va andando y las dos amigas la siguen. A los pocos metros se parta, saca una plantilla y un spray, rociando una pared para dejar su marca. Después comienza a andar más deprisa dirigiéndose a casa de alguien que ninguna de las dos amigas conoce. Oyen que habla con un chico, ya que han salido a un jardín, pero no pueden verlos, porque el muro que rodea el jardín es muy alto. Están a punto de subir al muro para ver si logran ver algo, cuando llega un chico que toca al timbre de la casa donde Martina ha entrado. Para sorpresa de las dos amigas, Marina sale con la bici de Enriqueta para vendérsela al chico. Entonces Aitana hace una foto antes de acercarse donde estaban ambos, tras llamar a la policía.
FIN
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