CONVERSANDO CON MARÍA LLANOS

‘Pesadillas superficiales’

                   de María Llanos

Relatos originales nacidos de la observación.

Entre la fábula y la crónica ecológica.

Buenas tardes, María.

Nos reuníamos hoy par hablar de tu nuevo libro de relatos titulado ‘Pesadillas superficiales’. Como bien expresa la contraportada de tu libro, está a medio camino entre la fábula, la autoficción y la crónica ecológica, proponiendo una mirada crítica, tierna y feroz sobre nuestro modo de habitar el mundo. Es, sin duda, un libro de relatos muy original. 

J.M.: ¿Cómo nació la idea de escribir ‘Pesadillas superficiales’?¿Cuál fue la semilla que hizo que te pusieras a escribir los relatos que componen el libro?

M.Ll.: Como se dice que dijo una vez Picasso, «Yo no busco, encuentro». La semilla se asocia con desenterrar algo escondido para que fructifique; en mi caso, la semilla es lo que veo, y al ser observado con detenimiento me impulsa a escribir.

J.M.: Divides el libro en cuatro partes, teniendo cada una de estas partes sus respectivos capítulos. La primera parte la titulas ‘Antropofagia, la segunda ‘Fantasma por horas’, la tercera ‘Malditas casualidades’ y la cuarta ‘Lirio de agua’. ¿Por qué decidiste dividirlo así? ¿Qué razón existe para ello?

M.Ll.: Ninguna razón en concreto; creo que el subconsciente va enlazando cada uno de los relatos. Es un misterio.

J.M.: ‘Antropofagia’ está dividida en seis capítulos y luego una conclusión. El  capítulo primero lo titulas ‘Los personajes’. Allí encontramos al peludo y ruidoso Biruelo y a la reservada, soñadora y bastante sedentaria Varicela. ¿Por qué te decidiste a hablar de estos dos personajes y no de otros que pueden también habitar tu entorno?

M.Ll.: Además de la Grande Giganta, se trataba de dos personajes que, por sí solos, me parece que bastaban para escribir la extraña historia que se cuenta en ese relato.

J.M.: En la segunda parte que titulas ‘Fantasma por horas’, encontramos cinco capítulos (‘Valdelagua’; ‘¿Nostalgia o melancolía?’; ‘La cartuja de Fulgores’; La vida verdadera y ‘Una relación transversal’). En el capítulo ‘Valdeagua’, nos hablas de la pequeña Froisiana que es muy fantasiosa y de su amigo Toribio que había nacido en Valdelagua, así como de Francisco, que es un jardinero aficionado. Toribio plantó en su ciudad natal un minúsculo membrillero que enseguida creció y empezó a dar frutos y recomendó a su amiga Froisiana que pusiera un endrino a la puerta de su casa (árbol emblemático de Valdelagua), que creció con dificultad y Francisco plantó tres ejemplares de madroño. ¿Elegiste a estos tres personajes precisamente porque repoblaban con árboles la localidad de Valdelagua?¿Crees que esa acción reforzó la amistad entre ellos?

M.Ll.: Aunque apoyado en el recuerdo de esos personajes, sigue siendo un misterio cómo me ayudaron a desarrollar la trama fantasmagórica de ese relato.

J.M.: En la tercera parte, que titulas ‘Malditas casualidades’, encontramos cinco capítulos  (‘¿Génesis?’; ‘Éxodo’; ‘Levítico’;’Números’ y ‘Deuteronomio’) y tras ellos, un epílogo. En esta parte, a lo largo de los capítulos y del epílogo, nos hablas de Fortunata Llanera Medina. ¿Qué es lo que hizo que te decantaras por hablar de ella? ¿Qué tiene de especial su vida que hizo que te llamara la atención par querer hablar de Fortunata?

M.Ll.: El paralelismo, evidentemente ficticio, entre la vida de Fortunata y el Moisés del Antiguo Testamento.

J.M.: La quinta parte lleva por título ‘Lirio de agua’. Al comienzo, hay una dedicatoria perteneciente  al libro ‘España no es país para ríos’, de Ramón J. Soria Breña, que dice así: ‘A los que tienen por patria un río, un arroyo o una fuente. Y la perdieron.’¿Por qué elegiste dicha dedicatoria para esta quinta parte?

M.Ll.: Porque me pareció muy sugerente y apropiada dado el contenido del bonus track que me solicitaron las estupendas editoras de mis libros, Hilatura estudio editorial.

J.M.: La quinta parte, que titulas ‘Lirio de agua’, tiene un solo capítulo, cuyo título es ‘El puente’ y un epílogo. Nos hablas de un riachuelo que no tenía nombre propio y del puente de piedra de factura anónima, y comentas que el puentecito delimitaba el primer tramo del curso alto del río, renombrado con toda propiedad ‘El Hontanar’, teniendo que ver la  historia  con el viejo maestro que iba de caza menor y la sorpresa que le tenía reservada el talud que escondía ‘El Hontanar’. ¿Te llamó la atención la leyenda que había en relación con el riachuelo o cuál es la razón de que quisieras hablar de él?

M.Ll.: Alguien dijo que la infancia es la verdadera patria, y creo que este mini relato es quizá el que contiene más elementos autobiográficos, que si  lejanos en el tiempo, permanecen vivos en la memoria.

J.M.: ¿Puedes explicar a nuestros lectores cuál es el punto en común de todos los relatos que se incluyen en el libro ‘Pesadillas superficiales’ y la razón de que te decantarás por dicho título?

M.Ll.: Los tres primeros relatos, sobre todo, se enmarcan en el terreno de lo onírico, en el que el subconsciente juega un papel importante.

J.M.: No quiero desvelar nada más porque si no, no existiría el misterio que se encuentra en cada una de las partes. Me gustaría saber, eso sí,  a ser posible, si tienes algún proyecto en mente o en marcha del cual nos puedas desvelar algo.

M.Ll.: ¡Sí, claro! En este momento tengo en fase de revisión el siguiente libro de título, La IA y yo, que espero se edite pronto.

J.M.: Para terminar, ¿qué te gustaría añadir a ésta entrevista que consideres importante?

M.Ll.: Creo que el nicho de lectores de mis libros es pequeño pero las críticas que me llegan son excelentes. Estoy contenta.

                                                        Juana María Fernández Llobera