
Mi Homenaje a Ida Vitale
Aprovechando que la Editorial Lumen, el pasado dieciséis de octubre del presente año, ha reeditado la obra de Ida Vitale ‘El abc de Byobu’, que es una obra que juega con la figura del ‘biombo’ (que en japonés comparte raíces con ‘pantalla’ y ‘viento’) haciéndonos reflexionar sobre lo cotidiano, he decidido hablar de esta magnífica poeta a la que admiro profundamente y que, particularmente, me abrió los ojos. Dicha admiración me llevo a participar en la obra ‘Si cerca hubiese un mar- Homena a Ida Vitale’, libro en el que participaron más de cien escritoras de poesía y narrativa, autoras nacidas entre 1923 y 2011. Autoras que pertenecen a distintas generaciones, distintos continentes, diferentes culturas, pero con un nexo en común, querer difundir la obra de mujeres. La edición de dicho libro corrió a cargo de Sonia Aldama, poeta, cofundadora de la Asociación de mujeres escritoras e ilustradoras (AMEIS). Sonia le entregó un ejemplar a Ida Vitale cuando había cumplido un siglo de vida.
Ida Vitale es una escritora uruguaya que ha escrito mucha poesía , pero también ha escrito ensayos, además de realizar critica literaria, así como también ha traducido libros y se ha dedicado a la docencia. Nació en la ciudad de Montevideo el dos de noviembre de 1923. Podría hablar de su vida ahora, pero eso es algo que se encuentra muy fácilmente porque es archiconocida. Prefiero hablar de como fui entrando en su poesía, de lo que ha significado para mi a lo largo del tiempo.
La verdad es que el primer libro que leí de Ida Vitale fue ‘Jardín de Silice’ y recuerdo que hubo una frase que se me quedó grabada ‘hay que pagar la consumición del tiempo’, y a partir de entonces, comencé a ir en busca de más libros de ella. Dicho libro se publicó en 1980 y yo lo descubrí en 1998, en una biblioteca palmesana. El siguiente libro en el que me adentré, de ella, fue ‘Elegías en otoño’, tema, el del otoño, que luego vi que era un tema recurrente en su poesía. Ana, una amiga mía, que vio que me gustaba la poesía de Ida Vitale, me regaló para mi trigésimo quinto cumpleaños, ‘Sueños de la constancia’, obra que fue publicada en 1988. En esta obra, lo tangible y temporal -mariposas, perros, escorpiones, colores- son descritos simbólicamente. Explora la tensión entre la efímera realidad y la pervivencia en la vida interior. Luego, no recuerdo si primero leí ‘Oído andante’ o si fue ‘Entresaca’. Bueno, la primera vez que los leí, porque todos los libros que tengo de ella, los he leído muchas veces.
Recuerdo cuando leí por primera vez el poema ‘Desazón’, cuyos cuatro primeros versos dicen: ‘Ir por la calle donde no brilla/ ni una sonrisa del lenguaje,/donde no asoma ni una flor/ desde las almas agrietadas.’ Me pareció tan sumamente brillante que, se adentró en mi interior para siempre.
Un poema que me gusta mucho se titula ‘A la velocidad del miedo’, cuyos cuatro primeros versos expresan : ‘A veces tiene el color/ del atardecer en un parque,/ la melancolía que acompaña siempre/ a la belleza.’
Ida Vitale ha abordado la experiencia femenina desde distintas perspectivas, pero lo que más me gusta es que lo hace con una conciencia crítica dirigida a las limitaciones que impone la sociedad.
Otra de las cosas que me gustan de la poesía de Ida Vitale es que realiza un viaje inmóvil, un sendero hacia sí, hacia el centro de cada vocablo en su individuación, construyendo así una poética personal, individual.
Ha sido galardonada en multitud de ocasiones. En 2019 recibió la Medalla Delmira Agustini por su aportación a la cultura, que es una condecoración pública de Uruguay. Recibió en 2018 el Premio Cervantes. Era la quinta mujer en recibir dicho premio, siendo las anteriores: María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1922), Ana María Matute (2010), Elena Poniatowska (2013) y, después de Ida, Cristina Peri Rossi (2021). Es tan solo el 13% del total, con lo cual volvemos al punto de la poca visibilidad de la obra de las mujeres. Otros premios de Ida Vitale han sido: el Premio Internacional Octavio Paz (2009), Premio Internacional Alfonso Reyes (2014), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015) y Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca (2016).
La construcción de la poesía de Ida Vitale muestra desde el inicio algunos puntos de invariabilidad como es la búsqueda racional y sistemática del vocablo justo, la singularidad del decir poético buscando no solamente que su voz se perciba como propia sino, además, única. Cosa que, sin duda, ha conseguido.
Ojalá este pequeño homenaje que hoy le hago, llegue hasta sus manos y sepa que, como yo, hay muchas personas que la admiramos profundamente.
Juana María Fernández Llobera

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