GLADYS CASTELVECCHI - POETISA URUGUAYA
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GLADYS CASTELVECCHI - POETISA URUGUAYA

De la generación del 45 - por Emilio López Gelcich

Gladys Castelvecchi | 3 dic 2025


Gladys Castelvecchi

Poetiza uruguaya, profesora de lenguaje en la educación pública, nacida en Rocha, integrante de la generación del 45 junto a Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Ida Vitale, Idea Vilariño, entre otros/otras, detenida y presa en período de dictadura y luego liberada.

Juan Francisco Costa, profesor, poeta y crítico de Mercedes, Uruguay, la describe así:

Portadora de un don poético excepcional, ha cultivado una obra de infrecuente textura intelectual y rigurosa trama filosófica.

Es a partir de 1965 que con el libro de poesía “Nomás que un sueño” consolida su trayectoria en el ámbito literario.

A continuación, se transcribe uno de sus textos, en el que es posible apreciar su profundo vínculo con la enseñanza y una conciencia social determinante.

 

TESTAMENTO

<Lucharás por la verdad

Hasta la muerte>

*Eclesiastés 4,33

 

 

Te dejo a ti, mis hijos,

los que heredé.

El techo lloviznoso,

la intemperie aprendida,

signos de sumar y restar en gravoso

Tumulto.

 

Reconstrúyelos, Tú puedes.

Te dejo a ti, mis hijos,

los laberintos donde se refugian los

rencores,

Soy peldaño: me conduelo y me

acuso.

 

Alas de pobre empeño

esforzaron más rumbos que la rosa

de los vientos.

Te dejo mis alas.

Trónchalas. Empluma. Vuela.

 

A ti, mis hijos,

dejo a mejor uso los signos de

puntuación,

las hojas no nacen sin raíces,

el revuelto envoltorio de los intentos.

 

En él perdura una goma escolar

suave como el pan,

acusatoria como el primer robo de

hambre,

redentora como nuestro último

remordimiento.

Escribe. Borra. Perdónate.

 

 

A ti, mis hijos,

el agua que entendió la sed,

la cadena suntuosa de que doy

testimonio.

No te dejo la soledad del mar.

 

Es bien de todos. Dejo mis remos

y acaso algún jirón

del viento cervical que me asistió.

 

Que sople en tus caminos.

Te dejo, hijos,

las escasas palabras que aprendí

y mi absoluta fe en el abecedario,

laboriosa, congregadora hechura.

 

Te lego mi silencio. No lo oigas.

En codicilio,

la final dialéctica de la frente

cayendo hacia la luz

y las leyes de la especie,

inocente, bellísima crueldad.

Resuélvela. Es tu turno.

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