LA HERMANA BASILICATA
Carta desde la Italia del sur (publicada en Diario Crónicas de Soriano, Uruguay, el 21.10.25)
LA NOTA EN EL BLOG DE FEDERICO MAROTTA
Apreciado Ricardo, te cuento que hacía tiempo tenía ganas de venir a la Italia del sur. Me encontré con pueblos de montaña colgados en los Apeninos cual postal, cenando en terrazas familiares y escuchando hablar en italiano con claro acento lucano. Comprendí mejor la emigración italiana del sur. Porque Mercedes, nuestra ciudad, es refugio sentimental de descendientes de aquellos viajeros que se atrevieron a desafiar el mar justificándose en una ilusión de vivir mejor.
A fines del siglo XIX y principios del siguiente los pueblos de la Italia vivían situaciones de conflicto, pocas oportunidades laborales y las más estaban en el campo. Había pobreza. Mientras tanto llegaban las cartas desde el río de la Plata pintando una esperanza desafiante.
Hoy los caminos unen rápidamente esos pueblos de montaña pero hace decenas de años, ¿cómo sería?
En Sant Ángelo le Fratte los exteriores de las casas tienen pintados murales que mensajean (imagen). Uno de ellos dedicado a la emigración italiana. Siempre es bueno tener memoria. La pared desprende nostalgia, evocadora quizás de las letras sentimentales de tantos tangos de tantos aportes tanos nacidos de los hijos discepolianos de los barcos.
Mientras publicaba algunas fotos en mis redes sociales las amistades virtuales me recordaban que desde algunos de esos pueblos de la Basilicata o de Calabria también vinieron sus abuelos o bisabuelos. Porque Mercedes, nuestra ciudad, bien puede decir que de la vieja bella Italia se nutrió de inteligencia y arte, de trabajo y esfuerzo determinante proveniente de una tierra con historia sublime.
Mientras tanto busco en internet las imágenes de la majestuosa Sociedad Italiana de Mercedes, para mostrar con orgullo lo que aquellos nuestros antecesores legaron producto de su esfuerzo colectivo en tierras tan lejanas a los Apeninos.
Los pueblos de montaña siguen anunciando sus muertos recientes en la calle, en paneles destinados. Los automovilistas estacionan bien pero cuando no pueden los dejan “de punta”. Los lugareños reciben decenas de latinoamericanos buscando su nacionalidad porque las leyes recientemente habían cambiado. Algún Alcalde toca a la puerta de una pareja inmigrante pidiendo que inscriban a la niña en la guardería, con el afán de conservarla. En Sant Ángelo le Fratte había un cartel municipal que señalaba el “campito” de fútbol, cuesta arriba niños y jóvenes se citaban. Y si digo fútbol la referencia es Nápoles que reivindica a esa Italia del sur, tan diferenciada a la del norte.
La vida es más barata que en mi Mallorca residencial pero también los sueldos son más bajos. La pizza se come de noche y claro, es exquisita. El café es tan breve que uno apenas se moja los labios. Un Alcalde deja unos cafés pagos y un dueño de bar luce tan elegante para atender su clientela pueblerina de siempre, como desde hace cuarenta años, me dice. En las veredas angostas, al caer la tarde, se reúnen señoras que desafían a las redes sociales.
Las “cantinas” van quedando ruinosas porque ha pasado el tiempo que la montaña era la natural heladera. En esas “habitaciones” que llamaban cantinas se guardaban el vino, los embutidos, conservados tan sólo con el frío de la montaña, ese mismo frío que uno siente al pasar por una callecita aún en pleno verano asfixiante.
Allá en lo más alto de la montaña está el santo, que enciende sus luces a la noche, que protege religiosamente y que es camino peregrino a visitarlo. La iglesia está concurrida, alguna procesión transita las calles empedradas del pueblo, las vecinas decoran puertas y ventanas y hay un sacerdote brasileño. La Italia del sur es muy devota claro y en alguna cena familiar también aparece una tarantela. Los adultos siguen luchando, como en todos lados, al avance de las nuevas épocas.
Es la Basilicata, esa región de tantos pueblos de montaña de tantas familias emigrantes que eligieron Mercedes, por cartas que llamaban. Andar vagando por aquí me ayudó, te aseguro, a comprender mejor el viaje sin retorno de esos antepasados. En los tiempos que pude navegar por los archivos de la Sociedad Italiana de Mercedes pude informarme de cuántos tanos llegaron desde la Basilicata.
Hermoso viajar a la Italia del sur, estar básicamente en un pueblo de Potenza, tan cerca de dónde habían venido mis bisabuelos. Sí, los de la zapatería de Mercedes, nuestra ciudad. Hablando de Potenza, Ricardo, se dice que el tuyo es un apellido de origen potenzano. Vos sabrás. Hasta la próxima.
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