‘Un silencio de plomo’
Una obra de Ana Inclán
sobre abusos a menores
Nos reunimos para hablar de tu obra ‘Un silencio de plomo’, que trata de un tema que durante mucho tiempo ha sido tabú, que son los abusos a menores. Las agresiones sexuales están en la orden del día y considero que no se les presta suficiente atención, teniendo en cuenta las secuelas que dejan en las personas que han sufrido dichas agresiones. Creo que es un tema sumamente importante y se debería hablar más de ello. Gracias por escribir una novela abordando lo que sienten las personas que han sufrido dichos abusos y lo que sucede en su entorno.
J.M.: Antes de adentrarnos en tu obra, me gustaría que nos hablaras de ti, para que nuestros lectores te conozcan mejor. Podrías contarnos dónde naciste, en qué lugar resides ahora, qué es lo mejor y lo peor de ser coach personal, empresarial y social, qué otras facetas hay en tu vida aparte de tu profesión y la escritura, y todo aquello que consideres relevante para un acercamiento a ellos.
A.I.: Buenas tardes Juana M, mil gracias por dar un espacio y un tiempo para que hable Un silencio de plomo. Y nombro la novela y no a mí, porque mi deseo es que la novela sea la protagonista. La novela tiene cosas que relatarnos. Dices que durante mucho tiempo ha sido tabú abordar el abuso a menores y que no se le presta suficiente atención. Yo soy un poco más pesimista. El tema sigue siendo tabú y se le presta mínima atención dadas las secuelas y consecuencias, que se derivan. El tema repele y desde mi punto de vista está aparcado. De vez en cuando aparece algún artículo, algún libro, pero el abuso a menores existe mucho más de lo que se cree y en todas las capas sociales y nacionalidades, ahí tenemos la pasividad aterradora y el encubrimiento de la propia nobel Alice Munro y de la sociedad francesa ante el abuso denunciado de la hija de la escritora. Me aterra y no comprendo por qué no se cuestiona el silencio alrededor de los abusos, Según Save the Children el 80 por ciento del abuso es a niñas y adolescentes y el 80 por ciento de los abusadores son conocidos por las niñas, es decir están en su entorno cercano y son hombres sin ningún antecedente penal, salvo un mínimo porcentaje.
Me parece espeluznante que esto suceda actualmente, que venga de siempre y que no hayamos avanzado, por todo esto me lancé a escribir; lo hice desde una absoluta zozobra e incomprensión ante la inacción. Sentí la necesidad de hacer algo al respecto…Escribí Un silencio de plomo, han sido muchos años de trabajo, de investigación, de lecturas. De la novela me dicen que pese al tema que trata tiene luz y quieres seguir leyendo, que es una novela necesaria y lejos de molestarte, agradeces haberla leído.
Personas que no han sufrido abusos dicen que les ha movido emociones, que aborda muchos otros asuntos vitales; que habla del entorno del abuso y eso es hablar de todas las personas, pero no sé si servirá de algo…
La ciudad en la que me reconozco, es Madrid. Fue donde crecí y donde espero morir, aunque también te digo que para mí las ciudades son las personas con las que me relaciono.
Lo mejor de ser coach empresarial es que te paga la empresa, y no la persona a la que acompañas y como coach social no cobras, eres voluntaria, por lo demás el trabajo es acompañar a personas a mejorar o cambiar algo en su vida; lo mejor de mi trabajo es que me encanta.
Soy muy inquieta intelectualmente, Estoy en un club de lectura desde hace más de veinte años. En talleres de escritura, cine fórum. Todo lo que tiene que ver con la palabra me entusiasma. Ser escritora es lo que me habría gustado ser. Pero nunca pude hacerlo, el trabajo me lo impedía, mi inseguridad también. Escribía para mí y lo guardaba, hasta que me cansaba y lo tiraba. Ahora mi enfermedad me obligó a estar en mi casa y lo que siempre quise hacer, escribir, lo he hecho y de un asunto que sentía que tenía que hablar. Alguien ha expresado que se escribe cuando se necesita decir algo. Mi madre me apuntaba que yo era abogada de pleitos pobres. No sé…, pero el abuso a la infancia me indigna y aún me indigna más, la pasividad colectiva ante ello. He escrito desde ahí. Es una protesta, es un golpe en la mesa de “basta ya” de tantos “silencios de plomo”
J.M.: Matizas que la novela ‘Un silencio de plomo’ está basada en hechos reales, pero que, sin embargo, tanto la historia como los personajes han sido creados. ¿Puedes explicar a nuestros lectores si partió la historia de algo que te contaron siendo coach y que, al impactarte, decidiste crear una historia contando lo que sucede cuando se sufren agresiones sexuales?
A.I.: En efecto Juana, siendo coach me han revelado historias de abusos sexuales a niñas en el entorno familiar, aunque también he escuchado, historias de adicciones, de suicidios, etc. Cuando trabajas con personas a través de la palabra, eres depositaria de muchas historias vividas. Nunca fue el asunto por el que alguien vino a mí, lo aclaro porque una coach trabaja para mejorar o cambiar un aspecto de su cliente, no en algo tan traumático y transversal como es un abuso, que corresponde a especialistas en abusos dentro de la psicología.
Cuando una persona se propone afrontar cambios o mejoras en su vida, entre sus reflexiones pueden aparecer secuelas e historias vividas y así fue como me llegaron distintos casos. Yo tomaba notas, lo hacía para hacer mejor mi trabajo. Un día me comentó una cliente, “con lo que te decimos podrías escribir muchos libros”. Lo cierto es que las notas que tomaba de los casos no las he utilizado. ¿Hasta qué punto me influyeron? es difícil saberlo; lo que recuerdo es sentir la necesidad de hacer algo contra la violencia que se ejerce contra las mujeres, que empieza cuando son niñas. Los niños también sufren abusos sexuales, ahí están todas las denuncias a la iglesia. Por cierto, he encontrado bastante similitud en cuanto al silencio del entorno, en ambos casos.
Empecé a escribir Un silencio de plomo en el 2017 que me visitó una enfermedad y se quedó conmigo. Lo que más me costó fue el principio, el final y el título.
J.M.: Comienzas la novela con un viaje en tren que te lleva a Barcelona. Ya en el tren conoces a una mujer que será luego la que te cuente la historia que será el tema central de la novela. Justina Márquez (Justi) es la mujer que te cuenta que su hija ha sufrido abusos por parte de su abuelo, es decir, el padre de Justi. ¿En la historia que te contaron en la realidad, también eran abusos por parte del abuelo?
A.I.: Me relataron más de una historia y cuando empecé a mencionar que quería escribir sobre el tema, me confesaron más; en esta ocasión fueron amigas y personas de mi entorno. Me decían —buff, yo no escribiría sobre ello, es durísimo, pero ¡hazlo!, hace falta, porque fulanita lo sufrió o yo también, etc.
Los abusos que llegaron a mis oídos, fueron ejecutados por hombres cercanos a las criaturas: abuelos, padres, padrastros, hermanos, primos, vecinos, profes, tíos, etc.
J.M.: En la novela quedas con Justi en estar en contacto, pero no te llegan los emails de ella y Justi, decepcionada ante la falta de respuesta, comienza entonces a escribirte cartas que tú nunca recibes, pero que sirven a la protagonista para contar lo ocurrido y permite que los lectores conozcan la historia. ¿Cómo se te ocurrió la idea?
A.I.: Mira, en un taller de escritura nos pusieron la tarea de escribir una novela y yo me escuché diciendo: “quiero que el tema central sea el abuso sexual infantil”, —Ah, ¿sí?—, me contestaron, ahora se habla mucho de los abusos en la iglesia y respondí: —no, en el entorno familiar—. Sin darme cuenta, ni realmente haberlo pensado, de antemano, había creado ese compromiso.
A partir de ese instante la idea me empezó a rondar día y noche, pero no veía la forma de empezarla y digo veía porque un día ví a Justi con su equipaje llegando a Atocha, la vi y supe que era la protagonista de Un silencio de plomo, y así fueron apareciendo las imágenes que me gustaron para el principio de la novela y al verlas, comencé a describirlas con una celeridad semejante a que al instante siguiente ya no pudiera escribir. La gestación de esas imágenes duró meses, durante los cuales por más que lo intentaba no se me ocurría nada, o lo que se me ocurría lo descartaba porque no me gustaba, hasta que me vino la imagen del encuentro en el tren, fue como si la idea necesitara madurar y ahí dio su fruto.
Las cartas o correos que Justi escribe a Ana, también fue una imagen. La escritura había quedado parada cuando Ana deja de saber de Justi, ese parón duró varios meses, hasta que un día vi los correos, me los encontré, aunque esto te parezca extraño, fue así, es como si un duende, una hada… me fuera mostrando las imágenes de lo que sucedía en la novela y yo me limitaba a narrar esas imágenes y así fue como surgieron las cartas que me preguntas.
J.M.: Justi, una vez conoce lo sucedido a su hija, recuerda que ella también fue abusada por el mismo agresor, razón por la cual siempre fue lejana a su padre. ¿Crees que precisamente ese doble sentimiento existente al ser el padre, es lo que hace que muchas veces no tengan el castigo merecido por lo que han hecho? ¿Qué piensas de ello?¿Crees que muchas de las personas que lo han sufrido se juzgan a sí mismas como hijas abominables por rechazar a su padre?
A.I.: Juana, este interrogante que me trasladas requiere reflexionar mucho, porque toca las secuelas que deja el abuso a las niñas que lo han sufrido, que desde mi punto de vista son variadas y muy personales. El trauma impacta lo emocional y las secuelas afectarán a las emociones de esa niña, hacia el hombre que fue padre y abusador al mismo tiempo. Digo padre y abusador al mismo tiempo, como rol; no creo que un agresor pueda, ni deba, ser padre.
Cuando eres niña no puedes entender lo que te está pasando, este es un comentario de algunas niñas al describirlo y si encima lo vives sola, porque no te atreviste a contarlo o porque lo contaste, pero no le dieron importancia y te dejaron sola y si, además, tu mente lo olvida; es muy habitual que años después no relaciones el rechazo hacia tu padre con lo que te hizo y al no encontrar explicación a tu rechazo te auto inculpas de hija abominable, en fin te juzgas como mala hija, eso lo he escuchado.
También escuché “eso pasó y yo siento necesidad de cuidar a mi padre”, también he escuchado “eso pasó hace mucho tiempo y ya no debería sentir rechazo por mi padre”. “Debería ser mejor hija con él, debería perdonarle”, por todo esto decía que el comportamiento de la niña y de la mujer que fue abusada de niña, es personal y único.
Entre los variados mandatos o reglas que guían nuestros comportamientos, es probable que figure “amarás y honrarás a tu padre por encima de todo” Este mandato y/o creencia del que no eres consciente, te obliga a cuidar a tu padre, te hiciera lo que te hiciera, de la misma manera, que la sociedad te empuja a ello, como relata Justi en sus correos respecto a su familia o a la directora de la residencia.
J.M.: Hablas de que, en ocasiones, la memoria no recuerda que se han tenido abusos porque se prefiere disociar para poder seguir viviendo, inventando un padre normal que toda niña necesita, pero que el cuerpo sí recuerda y se inquieta al estar cerca del monstruo, saltando más si era la hija quien estaba próxima a él. ¿Crees que las normas sociales son las culpables, en mucha parte, de que las personas lo encierren dentro así?
A.I.: Para mí el abuso sexual infantil es estructural y sistémico, las normas sociales no ayudan a erradicarlo, ni la familia, ni las administraciones. Por supuesto que hay familias donde un abuso se aborda y se le hace frente, igual que hay personas en esta sociedad, y políticos, que intentan poner fin al abuso, pero estamos lejos de lograrlo, es algo que también quería reflejar en Un Silencio de plomo, creo que hemos de ponernos las pilas, primero individualmente, después en la familia y así sucesivamente, Ponerse las pilas es empezar a hablar de ello y abrir debate para erradicarlo. Silenciándolo y mirando hacia otro lado no conseguiremos mucho.
J.M.: Muchas veces, como narras en tu novela, no sólo queda allí la historia, entre hijas, nietas, sino que puede pasar también con sobrinas, con todas las niñas a las que el monstruo tenga acceso. ¿Por qué crees que, a pesar de ello, nadie habla claramente del tema y no se cree lo que dicen las niñas?¿Por qué se defiende a los hombres que realizan estos actos abominables?
A.I.: Un sistema social en el que los hombres tienen el poder y el control sobre las mujeres y los niños, tanto en el ámbito familiar, como en la sociedad, más o menos es la definición de patriarcado…
Lo cierto es que cuando se produce un abuso sexual a la infancia se defiende a los hombres y digo infancia porque creo que en este sentido hay poca diferencia entre el abuso en la iglesia o en el entorno familiar.
Tengamos en cuenta, que el adulto que abusa, normalmente, es un hombre prestigiado en comparación con la niña o niño, que tiene poca o ninguna credibilidad frente al adulto. El sentimiento instantáneo que irrumpe en las personas del entorno, es dudar de la víctima y lo siguiente inconsciente que aparece es la comodidad. Es mucho más agradable hacer como que no ha pasado nada. De manera impulsiva se achaca a fantasías de la criatura, se pone cualquier otra excusa que eche tierra encima del abuso y posibilite seguir como si el abuso no hubiera sucedido.
J.M.: En el caso de Justi, la familia la critica por haber dejado de cuidar a su padre cuando conoce lo ocurrido con su hija. ¿Por qué crees que las personas prefieren criticar dicha conducta que preguntarse la razón por la cuál alguien cambia de actitud?
A.I. : Asumir que un familiar tuyo es un pederasta, me decía alguien hace poco, “si aceptas que ha sucedido, se te caen los palos del sombrajo”. Refranes aparte, quizás uno de los objetivos de la novela Un silencio de plomo es reflejar justo tu pregunta, es una pregunta que preocupa a Justi y a la narradora, por ello antes mencionaba que el abuso sexual infantil, desde mi punto de vista hay que abordarlo como un problema estructural y sistémico.
J.M.: ¿Crees que, al igual que a la protagonista, las personas que han sufrido abusos no creen ser merecedoras de triunfos en la vida?
A.I.: Aunque las secuelas son muy personales y variadas sí que me han dicho lo que mencionas en tu pregunta. El golpe emocional que sufre una niña cuando es abusada lo arrastra de por vida, la mayoría de las veces sin ser consciente de ello y una de las manifestaciones es la bajada de autoestima, por tanto considerar que “merece poco o nada” es algo común
J.M.: Hablas de un cambio de vestimenta en tu ámbito de trabajo, debido a que te das cuenta que están los hombres más pendientes de tus piernas por llevar minifalda que de lo que estás exponiendo. ¿Puedes explicar un poco a nuestros lectores las razones de dicho cambio y cómo te has sentido al respecto desde entonces?
A.I.: Justi y Ana, fueron las dos mujeres que vi y a continuación crearon mis dedos tecleando el ordenador. Comenzaron a dialogar entre ellas cuando se conocieron en el tren. Ana se parece un poco a mí, pero no en el físico, ni en otros muchos aspectos y en cuanto a tu pregunta de la vestimenta, fue algo que me dieron a entender tras sus diálogos. Alguna vez he oído a mujeres expresar que les gusta ir a la moda o que les gusta llevar esos tacones altísimos en los que se las ve como si estuvieran en un pedestal desde el que no pueden andar, ni parecen cómodas, sin embargo dicen sentirse bien ahí subidas y yo me pregunto si realmente les gusta o más bien, les han hecho creer que les gusta. Ahí tenemos los patrones de comportamiento, que como cualquier patrón, se sigue, sin preguntarte si es necesario seguir o si realmente, ese patrón, es bueno para ti.
La vestimenta también informa de la persona y de la sociedad y me consta que hay mujeres que quieren rebelarse con la vestimenta.
Nos han dicho que fuéramos recatadas en unos ámbitos, en otros nos han dicho que recatadas éramos mojigatas y también se nos ha dicho que nosotras tenemos que agradar, entonces ¿Cómo vestimos? Me llama mucho la atención cuando veo un programa de televisión, incluso concursos de responder preguntas y hay esa asimetría entre la vestimenta de los presentadores y las presentadoras, ellas en muchas ocasiones con ropa muy corta, muy arregladas y ellos con ropa y calzado siempre ergonómico.
J.M.: ¿Tiens algún proyecto en mente, o que estés ya desarrollando, del cual nos puedas dar un adelanto?
A.I.: Hay varios temas de los que me gustaría seguir escribiendo: migración, violencias sobre las mujeres, violencia en la sociedad, la incomunicación actual. Ahora escribo relatos. Un silencio de plomo ha sido laborioso durante mucho tiempo. Ha sido una gran experiencia por todo lo que he aprendido, pero es demasiado esfuerzo, constancia y duración para mi salud.
J.M.: Por último, ¿qué añadirías a esta entrevista para completarla y que consideres que es importante resaltar?
A.I.: Quiero, sobre todo, agradecerte esta entrevista en la que das voz a Un silencio de plomo que es una criaturita recién nacida y está como el tema que aborda “escondida”, en este caso, en los almacenes, pero, no visible en las librerías. Nadie va a encontrarse con la novela en su paseo por librerías. En mi ingenuidad o desconocimiento de lo que es publicar un libro por una mujer desconocida, creí que al tener la novela la frase de Rosa Montero en la faja, eso la haría visible, pero bueno, estoy contenta de los comentarios que me hacen... Una librera me dijo que lejos de producir rechazo por el tema que aborda, quieres seguir leyendo, que te engancha. Me han agradecido que la haya escrito, estas observaciones me reconfortan y me hacen olvidar todo el trabajo que me llevó escribirla, también te digo que muchas veces estuve a punto de tirar la toalla y no publicarla, pero gracias a personas que me alentaron, hoy está en almacenes, esperando encontrarse en sus nuevos domicilios.
Uno de esos alientos fue la frase acertada que me escribió para la faja Rosa Montero, eso me dicen de la frase. Gran escritora y mujer bandera es Rosa Montero, siempre le estaré agradecida.
Una amiga, me dijo que tenía que escribir una novela de la novela. Tiene razón de que en la gestación de un libro, hay muchas historias detrás…pero la historia, ahora, es la que cuenta Un silencio de plomo, ojalá a ti, también, te atrape y hables de ella…
Juana María Fernández Llobera
Las actividades del Centro Intercultural Hipatia son apoyadas por el Consell de Mallorca y la Fundación Guillem Cifre de Colonya Caixa Pollença.
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
Un silencio de plomopublicada el ( 23 jul 2025 ) por Carmen |
Novela muy recomendable por lo blen escrita que está y por el tema que aborda, el abuso infantil en el entorno familiar y sus secuelas, provoca reflexion . Como es posible que sea una práctica que no se consigue erradicar, y como afecta a los/as niñas que lo han sufrido, el silencio tiene sus consecuencias |
Un silencio de plomopublicada el ( 23 jul 2025 ) por Carmen |
Novela muy recomendable por lo blen escrita que está y por el tema que aborda, el abuso infantil en el entorno familiar y sus secuelas, provoca reflexion |