CONVERSANDO CON CRISTINA HONTANILLA
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CONVERSANDO CON CRISTINA HONTANILLA

Su novela: "Los quereres de Lola"

Cristina Hontanilla | 22 dic 2025


Foto: Eduardo Cano - Ático 26

"Los quereres de Lola"

 de Cristina Hontanilla

Profunda novela sobre la renuncia.

La magia de la ilusión para volver a vivir.

Buenas tardes, Cristina.

Nos reunimos para poder hablar de tu primera novela titulada ‘Los quereres de Lola’, que me ha resultado muy amena de leer y en la que se tratan muchos temas que creo que es importante que se muestren en toda su extensión, así que vamos a profundizar en tu obra para poder enseñar a nuestros lectores cuáles son esos temas.

J.M.: Antes de adentrarnos en la novela, me gustaría que nos hablaras de ti, para una primera aproximación a nuestros lectores. Podrías decirnos dónde naciste, dónde vives ahora, a qué te dedicas aparte de a escribir, qué te llevó a querer dedicarte a la escritura y todo aquello que creas que es importante.

C.H.: Gracias, Juana, por la oportunidad de presentarme ante las personas de la Asociación Intercultural Hipatia. Soy manchega de nacimiento (Puertollano), madrileña de adopción (llevo más de 20 años viviendo en la capital) y me considero ciudadana del mundo. Ciudades como Londres o Ciudad de México son lugares que también han aportado mucho en mi crecimiento personal. 

Estudié Periodismo por supuesta vocación, trabajé en prensa, tuve secciones y espacios en radio y colaboré con medios durante años; pero mi camino no estaba ahí, aunque siempre será parte de mí. Ahora trabajo como directora de marketing y comunicación, un mundo más corporativo, pero que también me permite seguir siendo creativa y escribir. 

La escritura siempre estuvo en mi vida, aunque durante demasiados años me alejé y dejé de escribir por gusto. Seguí haciéndolo en mi cabeza, hasta que, curiosamente, la pandemia me devolvió el rumbo. Desde entonces no lo he dejado, y a los 40 me prometí a mí misma que escribiría, por fin, una novela. 

Para mí escribir es un proceso íntimo y complejo que responde a una necesidad profunda de conocerme y entender el mundo en el que habito. Escribir es, sobre todo, un acto de introspección. Y aunque escribo por mi propia necesidad, también lo hago con la intención de generar algún tipo de emoción en otras que se sientan identificadas con aquello que cuento, ya sea ficción o autoficción. 

J.M.: La protagonista de la novela es Lola Barrios, una mujer de 53 años, dueña de una librería en Guadalupe, que lleva treinta años entre cuidados a su padre enfermo, desde que muriera su madre, deberes y renuncias personales. Por suerte eso cambia, cuando una tarotista extravagante, antigua amiga de su madre, entra en escena y con una tirada de cartas en su casa, comienza la transformación, junto con una visita sorpresa y un pasado que regresa para empujarla a tomar las riendas de su vida y no dejar pasar el tren otra vez. Me parece sumamente importante hablar de las renuncias que tiene que hacer una persona en relación con lo que se espera de ella en algunas circunstancias. ¿Crees que se es más a menudo la renuncia entre mujeres?

C.H.: ¡Sin dudas! Históricamente han sido las mujeres quienes han tenido que renunciar a todo, muchas veces a ellas mismas. Mujeres que no han tenido ni voz ni voto (literal hasta no hace tanto), que han dejado sus pasiones, sus ilusiones; todo, para criar a sus hijos, mantener sus casas, estar ahí cuando el hombre llegaba… Parece que hablamos de un pasado muy atrás, pero no tanto. Por eso quería dar visibilidad a las mujeres en el mundo rural, donde quizá es más difícil dejar atrás el qué dirán y decir «basta, me elijo a mí. Elijo a mis quereres». 

J.M.: ¿Puedes explicarles un poco a nuestros lectores lo que significa para Lola el personaje de Petra? ¿Crees que sin su empuje no se hubiera puesto en marcha Lola?

C.H.: Los quereres de Lola no tendría sentido sin la Petra, un personaje que, aunque no es la protagonista, ocupa un lugar importantísimo en la trama. Sin ella, la historia no tendría la fuerza que tiene, porque es un personaje aliado al que solo se puede adorar. 

Amiga de la madre la protagonista, esta tarotista extravagante bien entrada en años, está empeñada en apoyar a Lola, incluso a veces sin su propio consentimiento. Representa un modelo de mujer muy distinto al de Lola: ella es libre, independiente, sin miedo al qué dirán en el pueblo y con la fortaleza suficiente para sostener su vida según sus propias reglas. No atiende a las de nadie más, y reclama en cada aparición que Lola haga lo mismo: que se elija, que se quiera, que apueste por ella. 

J.M.: La vía de escape de Lola, durante todos los años en que ha estado sujeta por los deberes familiares, ha sido escribir y más desde que publica en un blog con el seudónimo de Philomena relatos eróticos. ¿Crees que ha sido lo que la ha mantenido cuerda todo ese tiempo? ¿Piensas que le ha servido para no derrumbarse?

C.H.: Totalmente. Como decía antes, escribir es un acto de salvación, y en la historia de Lola así se ve. Ella pasa sus duelos escribiendo. Su vida empieza cuando deja sus deberes diarios y se sienta a escribir en el silencio de la noche. 

J.M.:  ¿Crees que el hecho de pensar que puede sucede algo en su vida ya es suficiente para que comiencen a cambiar las cosas? ¿Crees que la ilusión abre puertas?

C.H.: Esa chispa que se enciende en Lola, aún muy indecisa y baja de autoestima en los primeros capítulos, va creciendo en su interior gracias a esa ilusión que vuelve a aparecer en la niña que Lola fue. Esos sueños abandonados por los deberes impuestos siguen ahí, y poco a poco van tomando forma de nuevo, abriéndose camino a través de las situaciones que van dándose en la historia. Todo eso es una ilusión dormida, pero muy real, que está dentro de Lola, y de muchas de nosotras. 

J.M.: Reme es el personaje que ayuda a Lola en el cuidado de don Arturo, el padre de Lola. Él no se comporta bien con Lola y ella piensa que su padre hubiera preferido que muriera ella que su mujer. ¿Crees que es común que pase que el padre o madre enfermos traten mal a los hijos/hijas que los cuidan? ¿Por qué crees que sucede eso?

C.H.: Me costó mucho mantenerme imparcial en la creación del personaje de Don Arturo, porque es un ser maligno. Desprecia diariamente a su hija, quien dejó su vida aparcada por cuidar de él; y solo al final se puede intentar empatizar un poco con su comportamiento. Fui incapaz de dejar esa maldad porque sí, sin embargo creo que existe, y que desgraciadamente muchas personas enfermas, frustradas por la vida que les ha tocado, se ceban en tratar mal a quienes les rodean y les quieren. Es injusto, pero real en ocasiones. 

Lidiar con la pena, el duelo, la frustración y la incapacidad puede derivar en este tipo de personas que, sin ser malas en sí mismas, pueden convertirse en ello si no tratan todo eso de manera correcta. Don Arturo, un señor de pueblo y mayor, obviamente nunca trabajó en sí mismo para pasar el duelo y centrarse en querer a su hija, sino todo lo contrario.

J.M.: Hay un momento en que cuando Lola va a casa de Petra, piensa en lo poco que salía a pasear por aquellas calles que una vez amó y en las que fue feliz. ¿Crees que, en una situación como la de Lola, las personas se encierran tanto que llegan a dejar de hacer cosas tan usuales como ir a pasear por los alrededores de su domicilio?¿No crees que es un signo de depresión?

C.H.: La depresión de Lola dura más de treinta años. Lleva media vida en un círculo de dejadez personal, haciendo solo lo que debe, pasando desapercibida en todos los sentidos, sin ocupar demasiado ni en su propia casa para no molestar a su padre. Lola hace lo que tiene que hacer, y nada más. 

Si a eso le añadimos que no tiene amigas, ni relaciones amorosas, y que la mujer tenía un sueño que dejó de lado, su padre la anulaba por completo y lo tachaba de «la tontería esa de escribir», el resultado es, sin duda, una mujer en depresión de larga duración. 

J.M.: Lola, al morir su madre y su padre enfermar, su novio, Tiago Santos, decide aceptar un trabajo en Madrid e irse, sin esperar a que ella pueda irse con él. A ella le duele la frialdad con que se lo dice Tiago. No solo va a tener que lidiar con el duelo por la muerte de su madre, sino con la enfermedad de su padre y la pérdida del hombre amado. ¿Crees que es algo a lo que se enfrentan, a menudo, algunas mujeres? 

C.H.: Quedarse con lo que les toca es algo con lo que las mujeres han tenido que lidiar durante siglos. Les gustase o no, era así y punto. 

Hombres desagradecidos y egoístas, padres narcisistas… y mujeres que son incapaces de decir «basta». Por eso es importante contar estas historias, dar vida a este tipo de mujeres, porque aún en día estas historias suceden. 

J.M.: Gracias al blog, Luis Zarcero, editor y cofundador de Ediciones Gran Talento, se interesa por Lola y le propone que le mande la sipnosis de una posible historia para una novela así como el primer capítulo. Lola acepta el reto. Es su primer  paso importante hacia lo desconocido con algo que realmente la motiva. ¿Crees que son esas las motivaciones que anidan en nuestro interior las únicas que pueden hacer salir a una persona de la cueva en la que se haya?

C.H.: Como decíamos, Lola siempre tuvo ese sueño, esa ilusión latente en ella, pero cada vez más y más dormida. Fruto, seguramente, de esa depresión alargada en el tiempo de la que hablábamos. Sin esas pequeñas señales que van apareciendo en la vida de Lola, y que hacen crecer esa motivación e ilusión, ella hubiera sido incapaz de cambiar nada de su vida.  

Por eso cuando algo pasa a nuestro alrededor que enciende algo en nosotras, ¡por ahí es! Porque cuando estás en la cueva, esa rendijita es la que hay que seguir para seguir dando pasos hacia la luz. 

J.M.: Alguien de su pasado, que no voy a revelar, vuelve a la vida de Lola. Muchos cambios se van sucediendo en su vida. Pero como lo que quiero es que se lea la novela, no voy a mostrar nada más de la misma, pero quisiera que nos hablaras de si tienes un proyecto en mente o comenzado del que nos puedas hacer un adelanto. 

C.H.: Sí, estoy en el curso de Novela I de la Escuela de Escritores con un segundo proyecto. Sinceramente, no calibré correctamente los tiempos, porque con toda la promoción de Los quereres de Lola, y el trabajo que me paga las facturas, que es bastante demandante, me está resultando muy difícil embarcarme en este segundo proyecto literario de lleno, como lo hice con esta historia. 

Aunque sí tengo claro qué temas quiero tratar, solo te adelantaré que la localización esta vez será en mi tierra manchega: Almagro, y que la protagonista también será mujer, cuarenta y tantos años, en crisis personal, con problemas familiares y una maldición ancestral de por medio. Por supuesto, también habrá una aliada tarotista cerca, que quizá sea la propia Petra con un crossover de una novela a otra.  

J.M.: He visto que recientemente has tenido muchas presentaciones de tu novela. ¿Cómo ha sido la experiencia?

C.H.: ¡Han sido cuatro primeros meses muy intensos! He recorrido con Los quereres de Lola Guadalupe, Ciudad de México, Puertollano y Madrid, con diferentes actividades. Estoy feliz por cómo se está acogiendo la novela. En el segundo mes, Coleman ediciones, mi editorial, sacó la segunda edición, lo que demuestra que se está vendiendo muy bien. 

Sin duda el esfuerzo que estoy haciendo con labores de marketing y comunicación propia para llevarla por donde puedo y más, está mereciendo la pena. En el primer trimestre de 2026 ya tengo algunas actividades más alrededor de la novela, porque creo que es necesario que protagonistas e historias como la de Lola lleguen al público que las necesitan. Nunca sabemos qué vidas podemos cambiar o mejorar al leer una historia como esta que, quizá, pueda ser para muchas mujeres esa rendija de luz de la que hablábamos.

J.M.: Para finalizar, ¿qué añadirías a esta entrevista para redondearla? ¿Qué crees que hay añadir que sea importante para el conocimiento de nuestros lectores?

C.H.: Simplemente añadir dos cosas: primero, que me ha encantado la profundidad de las preguntas y he disfrutado mucho respondiendo. Por último, a quienes lean la entrevista: animarlas a leer Los quereres de Lola, regalar el libro si creen que no es para ellas o ellos, pero leyendo esta entrevista les ha recordado a alguna amiga, tía, hermana, madre, que crean que le puede ayudar a dejar un poquito de lado esos deberes impuestos y abrazar fuerte sus quereres.

                                           Juana María Fernández Llobera

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