‘El Rincón’
Una magnífica novela de género fantástico de Eran Mineri
Buenas tardes, Eran.
Nos hemos reunido para hablar de tu novela, de género fantástico, cuyo título es ‘El Rincón’, que me ha hecho pasar muy buenos momentos mientras la he leído.
J.M.: Antes de entrar a hablar de tu novela, me gustaría que nos hablaras de ti.
Me consta que eres de origen bizkaino. ¿Sigues viviendo allí o te has mudado a otro lugar? ¿Puedes explicar a nuestros lectores la razón de que hayas decidido usar el pseudónimo de ‘Eran Mineri’? ¿Cómo nació el querer dedicarte a escribir? Aparte de a narrar historias ¿a qué te dedicas? Has estudiado Publicidad y RRPP (Relaciones Públicas), por lo que he podido ver, ¿qué te llevó a ello? He podido ver que te gusta viajar, ¿puedes explicar algo de tu último viaje a nuestros lectores? ¿Qué otras obras has escrito? Y todo aquello que pienses que pueda ser importante para un primer acercamiento a nuestros lectores.
E.M.: Vivo en Alonsotegi desde hace 27 años. Allí es donde escribí mi primer relato, donde gané mi primer concurso, donde vio la luz mi primera novela. Y donde, al fin, conocí a Eran Mineri. Me costó lo suyo, había demasiados quehaceres, demasiados trabajos y responsabilidades entrometiéndose en nuestro camino. Pero el año pasado al fin se sublevó y reclamó su lugar. El pseudónimo nació de la mezcla de dos personajes de ficción que escribí hace tiempo: Eran, diminutivo de Esperanza, y Mineri, que en italiano significa, minería. Me pareció muy poético que mi faceta de escritora comenzara siendo «minería de esperanza», ya que esto es precisamente lo que siento. Cuando escribo, busco esperanza en un mundo donde cada vez es más difícil mantenerla.
La decisión de ser escritora estaba ahí a los ocho años. Siempre es lo que he querido ser, lo único que me imaginaba sería de adulta. Y lo que no me atrevía a ser. Requirió exactamente 27 años madurar lo suficiente para dar el paso y profesionalizarme. Ponerme metas, establecer objetivos a corto y medio plazo, obligarme a escribir incluso en los días que no quería hacerlo. Lo había hecho por décadas, en la intimidad, presentándome a concursos aquí y allá y teniendo un éxito moderado. Y el primer empujón me lo dio el ver a amigos de la universidad alcanzar el sueño que yo había descartado por miedo o por vergüenza. Fue ahí cuando me di cuenta de que no había nada que me detuviera. Así que no puedo estar más agradecida con Álvaro Yarritu, Sarah Serrano, y Rubén Ibarzabal. Fueron ellos los que me animaron, apoyaron y me dieron la patada que necesitaba para dejar atrás todo lo que me lastraba. Vuestros éxitos inspiran, chicos.
Actualmente trabajo como funcionaria de justicia. He trabajado como autónoma casi toda mi vida laboral, y eso requiere una dedicación completa. Al cambiar de rumbo, obtuve algo que no sabemos valorar hasta que no lo tenemos: tiempo.
Estudié Publicidad porque no me dio la nota para medicina (risas). No, la verdad es que la publicidad no es más que otra forma de contar una historia. Y eso me fascinaba. Me especialicé en redes sociales y diseño gráfico, porque es la vía perfecta para hacer llegar a la gente esas historias que emocionan, que dan visibilidad y que pueden hacer felices, en unos pocos segundos.
Tengo en mis perfiles sociales una frase que me define al 100%: si no estoy escribiendo, es que estoy viajando. Eso no le entusiasma tanto ni a mi madre ni a mi marido, a quienes suelo llevar en lastre por medio mundo. Y cuando ninguno de los dos quiere, entonces me echo la mochila al hombro y emprendo sola la aventura. Salir de nuestra zona de confort, conocer nuevas personas, culturas, comidas, paisajes… no puede equipararse a verlos online. Es una experiencia enriquecedora a nivel personal y como escritora. Cuando viajo, sueño. Cuando sueño, escribo.
Creo que es algo que se ve en mis historias. Muchas tratan de viajes, de lo místico. Se nutren de las fábulas de otros pueblos, y bebe directamente de los paisajes mágicos que existen mucho más cerca de lo que creemos. En la novela que se publicará en septiembre con la editorial Malas Artes, «La Marca de los Dioses», puede entreverse los viajes que he realizado. La historia en sí es un viaje del héroe, que va desde los bosques de Limba (inspirados por los bosques del norte de España), pasando por el Muro de Arena (Jordania y Turkia me marcaron profundamente), hasta las montañas Ipka (Escocia de mi corazón). Lo mismo ocurre con «Tutuki», una historia de fantasía oscura, donde se ven las influencias que tuvieron en mí Islandia, Japón, China…
J.M.: Vamos a adentrarnos en tu novela ahora. Es una novela que nos cuenta una historia de una joven sanadora, llamada Mirene, que vive en una remota aldea del Pirineos aragonés en el año 1611 d.C. ¿Puedes explicarnos la razón de elegir esa época y ese espacio?
E.M.: Comencé a escribir esta historia solo pensando en lo fantástico, sin especificar el lugar ni el tiempo. Pronto me di cuenta de que debía acotarlo si quería desarrollar correctamente a los personajes. El periodo entre los siglos XV y XVII fue oscuro en lo que respecta a ser mujer. La caza de brujas que se iba realizando en toda Europa no mejoraba el asunto para ellas. España en ese sentido no fue tan cruel ni tan sanguinario en la persecución como el imaginario popular le ha achacado durante décadas. Las cifras hablan por sí solas: mientras que en Alemania se ajusticiaron alrededor de 50.000 brujas, en España fueron 59. Aun así, procesos como el de Zugarramurdi, con más de 3000 investigados, fueron sonoros y todavía resuenan en nuestro tiempo.
Los Pirineos tuvieron también su propio periodo oscuro. Es un lugar de paso, el límite entre España y Francia, donde se dieron docenas de guerras territoriales a lo largo de los siglos. Algunos de los pueblos quedaban incomunicados la mitad del año, y el sincronismo era tan habitual como buscado. Las leyendas se entretejían con las ceremonias religiosas cristianas hasta no saber dónde comenzaba una y dónde acababa la otra.
Cuando investigué el tiempo y el lugar, estas dos características fueron las decisivas. Necesitaba un sitio aislado, en un tiempo donde la razón y el miedo estuvieran en precario equilibrio.
J.M.: Mirene tiene un secreto, que es un lugar llamado ‘El Rincón’, donde va cada día para encontrarse con Mhadaos. ¿Cómo nació la idea de ese lugar y de la relación especial que tienen Mirene y Mhadaos? En dicho lugar se desdibuja la línea entre lo real y lo imaginario, ¿qué puedes decir al respecto sobre dicho lugar?
E.M.: Mirene es una mujer criada por su época, por su madre y por Mhadaos. Tiene un poco de los tres, y eso la hace peligrosamente única. El Rincón es como ella, único. Un espacio donde, da igual el tiempo que haga fuera, siempre parece primavera. La entrada está escondida, solo los que conocen el camino y tienen el don pueden llegar a él. Es donde Mirene se siente segura, siente la calidez del sol y puede ser ella misma. Quería eso para ella, y para mí. La protagonista nunca ha querido pensar en el motivo por el que el Rincón es como es, así como tampoco se hace preguntas sobre Mhadaos. Sabe que cuando la verdad salga a la luz, podría perder a ambos, por lo que mantiene el secreto, tanto para los demás como para sí misma.
Mhadaos es anacrónico. Sus ideas, sus acciones, nos indican que no es de ese mundo. La relación que entabla con Mirene parte de la inocencia, de amistad infantil, hasta llegar a ser algo más, de manera natural. Pasan mucho tiempo juntos y la entiende y la anima como nadie más lo hace. Ella jamás ha tenido ninguna duda, quiere pasar su vida con él. Desgraciadamente, Mhadaos no está dispuesto a ceder en aquellos puntos que Mirene le exige. Y es que Mirene no es la única que tiene secretos.
J.M.: Mirene ha aprendido de su madre todo lo relativo a las pócimas que fabrica para sanar a las personas. ¿Puedes explicar a nuestros lectores cómo es la relación de Mirene con su madre?
E.M.: Madre es uno de mis personajes favoritos. Si Mirene representa la juventud, impulsiva e incauta, Madre es la sabiduría popular, la paciencia y el tesón de una mujer que es capaz de salir a flote bajo sus propios medios en un mundo que la acepta a regañadientes.
Es Madre quien tiene la vocación de ayudar a otros, Mirene solo ve la medicina como un trabajo que pone comida sobre la mesa. No comparte la pasión. Su madre la vigila de cerca y la educa de manera rígida para no llamar jamás la atención, mientras en la intimidad la ilustra para que sea capaz de pensar por sí misma. Le da las herramientas para no ser aplastada, para mantenerse segura en todo momento. A la pobre mujer no le sale muy bien el asunto, como tampoco el realizar demostraciones de afecto hacia su hija. La relación entre ambas no es cercana, hay demasiados secretos entre ellas. Mirene se siente sofocada por su constante vigilancia, y su madre no es capaz de confiar en ella. Eso marca la dinámica que tendrán a lo largo de la historia.
J.M.: Aunque a Mirene le gusta Mhadaos, no ve un futuro estable con él. Otro personaje que sí podría darle una estabilidad es Tomás. ¿Puedes explicarnos cómo es la relación que tiene con Tomás? ¿Qué diferencia notablemente a los dos chicos?
E.M.: Mhadaos y Tomás son la representación de la dualidad dentro de Mirene: quiere ser libre, pero también ser aceptada por la sociedad. Quiere amar con pasión, pero también formar una familia. Quiere vivir aventuras, y también estabilidad. Es una adolescente, al fin y al cabo, aún no sabe lo que quiere. Tomás es un amigo de la infancia, igual que Mhadaos, por el que siente algo. Es su otro único amigo masculino, aunque su relación es totalmente diferente de la que tiene con su amante. Siente que podría llegar a quererlo de alguna forma profunda, con el tiempo, porque le admira y le quiere, pero no se decide a dar el paso con él porque Mhadaos sigue en su cabeza. Tomas es un amor, un trozo de pan, es imposible no quererle. Cuando Mirene tenga que decidir, sabremos qué es lo que prima más para ella: la seguridad o el amor.
J.M.: Llega al pueblo un nuevo sacerdote, el padre Augusto, tras la muerte de su predecesor el padre Mateo. El nuevo sacerdote está obsesionado con la caza de brujas y esto hará que la relación que tiene Mirene con los habitantes del pueblo se perturbe. ¿Puedes explicarnos un poco lo que ocurre debido a ello para que nuestros lectores tengan una idea?
E.M.: El padre Augusto es un fanático. Ve la huella del mal allá donde va, y cree que Dios le ha elegido para un propósito mayor. Será ese narcisismo el que haga que le destierren desde la Suprema Inquisición hasta ese pueblo perdido en el Pirineo Aragonés. Eso, y todas las barbaridades que ha perpetrado en nombre del Señor. Desgraciadamente para Mirene, ahora es ella quien tendrá el problema. Un manipular como el padre Augusto no requerirá más que de unos pocos meses para poner todo el pueblo su contra. La fe se volverá el eje central de las dinámicas sociales del pueblo y ellas no podrán participar, tanto por la distancia como por ser el foco del odio y el resentimiento. Pero el padre no es una persona paciente y precipitará los hechos con acciones que llevarán a Mirene a situaciones muy peligrosas.
J.M.: Hablas del tema del maltrato a la mujer a través del personaje de María (llamada ‘Osita’), la amiga de Mirene, que es víctima de las palizas de Beltrán, su marido, que durante la infancia de Mirene también se metía con ella. ¿Cómo se enfrenta Mirene a Beltrán? ¿Qué consecuencias tiene el enfrentamiento entre ambos?
E.M.: El libro está pensado desde la perspectiva de las mujeres de esa época. Tenemos a la viuda, Maria Rogelia, quien es libre para hacer y decir lo que quiere, es el susurro que recorre las calles del pueblo. Está Nieves, la madre de Mirene, que simboliza el saber popular. Nos encontramos con Sara, la madre que no puede serlo, y su historia es el reflejo del rechazo de la mujer en una sociedad donde solo las fértiles son reconocidas. Mirene, por supuesto, es el alma joven, el cambio que viene y exige. Y tenemos a Osita.
Osita, como llama cariñosamente a María Úrsula nuestra protagonista, no aparece mucho. Es la sombra, la mujer escondida, maltratada, a la que nadie puede ayudar. Beltrán, su maltratador, tiene muchas más escenas que su mujer, y no es por querer victimizarla, sino porque quería enseñar la realidad de lo que fue, y aún es, ser una mujer que sufre violencia doméstica. Te hacen sentir pequeña, te obligan a esconderte y olvidarte. Pero, pese a todo ello, Osita es inolvidable. Entraña la fuerza escondida, la resiliencia. Es una mujer que soñaba con cuentos de hadas y se casó con un príncipe con alma de monstruo.
Beltrán es un cabrón. Respetado por sus compañeros de trabajo, alabado por su padre, e incluso defendido por la familia de la novia, es mala persona y ve a las mujeres como propiedades. Mirene lo cala enseguida y le enfrente de manera no directa, pues está en el punto de mira y no puede arriesgarse. En un momento dado, en una escena en concreto, la protagonista tendrá que defenderse activamente y ello disparará la tragedia.
J.M.: Una serie de sucesos extraños y asesinatos suceden en la zona y Mirene va a tener que demostrar que no es una sierva del diablo, porque no quiere acabar en la hoguera. ¿Quién le ayuda a intentar demostrarlo? ¿Su secreto de ‘El Rincón’ es un peligro para ella si es descubierto?
E.M.: Dentro del desastre que está ocurriendo en el pueblo, Mirene y su madre contarán con apoyos, algunos inesperados. Al menos al principio. Es el caso de la familia García, a la que pertenece Tomás. Son los hospederos del pueblo, buenas personas, trabajadoras y con un gran corazón. Han visto crecer a Mirene, y Nieves atendió a la madre de Tomás en su lecho de muerte, por lo que les guardan un aprecio especial.
María Rogelia será ese inesperado apoyo, aunque es más interesado que generoso.
El secreto del Rincón no es un peligro en sí mismo, sino lo que hay detrás de ello. Cuando los secretos del pasado comiencen a rebelarse, la mención de un lugar mágico donde nunca es invierno y donde hay un ser que no es humano no jugará precisamente a favor de Mirene. Mantiene el secreto por su propia seguridad, pero también para no tener que enfrentar la verdad de lo que es su amigo y lo que significa.
J.M.: No quiero revelar más de la novela porque lo interesante es leerla en su totalidad. ¿Estás actualmente con otro proyecto del cual nos puedas revelar algo?
E.M.: Actualmente estoy trabajando en «Tutuki», una novela de fantasía oscura ambientada en un mundo ficticio. En él, un guerrero deberá adentrarse en el Bosque Primigenio en busca de ayuda de los Viejos Dioses para echar a los imperialistas que han esclavizado a su pueblo. Pero entrar en lo Místico no es tan fácil como parece y aprenderá que no todas las creencias son como le contaron sus ancestros.
Es una obra que roza el terror, y que estoy actualmente publicando en Wattpad.
Trabajo en otras novelas al mismo tiempo porque soy incapaz de mantenerme quieta. En breve, por ejemplo, saldrá a la luz una antología benéfica de terror, «13 pasos hacia la oscuridad», en la que he colaborado junto a otros escritores.
Y estoy deseando mostraros mi nueva novela «Escupiendo Fuego», una obra satírica en el que me alejo de mi habitual tono serio.
J.M.: ¿Qué otros géneros te gustaría explorar en un futuro?
E.M.: Tengo clavada la espinita del romántico. Puramente romántico, digo, porque siempre incluyo romanticismo en mis novelas, pero se me resiste la escritura suave y agradable de un buen drama de parejas. Eso me llevó a experimentar con “Amor, Terror y otros Errores”, de publicación en Wattpad. He tenido que pausarlo para pensar mucho mejor la historia de fondo porque, me temo, de nuevo me iba para lo oscuro.
Quisiera también tratar con una novela costumbrista. Hay una idea que ronda mi cabeza desde hace un tiempo y creo que podría ser interesante de desarrollar.
J.M.: ¿Qué te gustaría añadir para acabar la entrevista que consideres importante?
E.M.: Muchas gracias por leer El Rincón y por dedicarme tiempo para esta entrevista. Es un trabajo de años, me emociona que vaya teniendo tan buena acogida. La obra comenzó en Wattpad, donde ganó un total de 12 premios y menciones honoríficas. Agradezco a todas esas personas, editoriales y grupos que construyeron mi confianza para mostrar al mundo mi novela.
Por otro lado, estoy trabajando en una versión de tapa dura con ilustraciones realizadas por mí. Voy muy lenta, no soy una gran dibujante, pero creo que hay algo mágico y especial en hacer las cosas una misma en este tiempo donde hay un botón para cada acción.
Juana María Fernández Llobera
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