‘La inestable bruma de los afectos’ de Mati Morata
Intriga, desarraigo, problemas sociales actuales.
Una mezcla que no te dejará indiferente.
Nos reunimos para hablar de tu novela ‘La inestable bruma de los afectos’, que a mí, aparte de parecerme amena, me ha gustado que contemples problemas sociales.
J.M.: Antes de hablar de tu novela, me gustaría que nos hablaras de ti, para que nuestros lectores te conozcan un poco. Podrías decirnos dónde naciste, dónde resides ahora, qué te llevó a estudiar Magisterio, cuándo supiste que querías dedicarte a escribir y cómo comenzaste, y todo lo que creas conveniente para un primer acercamiento.
M.M.: En primer lugar, muchas gracias por invitarme a esta entrevista. La verdad es que no me siento de ningún sitio en particular. En la actualidad vivo entre Madrid y Málaga. En ambas ciudades, a pesar de que puedan definirse como “ciudades tensionadas”, vivo con bastante tranquilidad, en las dos me siento muy bien. Y respecto a tu pregunta sobre estudios, reconozco haber terminado magisterio en Málaga y haber empezado distintos estudios que quedaron inacabados unos, o solo en una matrícula universitaria, otros.
Siempre he tenido interés en la literatura, como lectora y también como escritora, en la medida en que he considerado que la palabra escrita enriquece nuestro pensamiento. Como medio de comunicación social, la novela en concreto representa una forma de interacción con los demás que, si bien se desenvuelve en la ficción, muestra a veces situaciones reales de cada momento histórico de la vida. Y en ese sentido, hoy, escribir de la precariedad y de los sentimientos de personas que se encuentran en la soledad de las grandes ciudades, puede contribuir al entendimiento de un mundo que parece haber gastado la solidaridad para lanzarse en brazos de la crispación.
J.M.: Vamos a hablar ahora de tu novela ‘La inestable bruma de los afectos’. Encontramos en ella a dos personajes principales, Salma, que es una mujer de cincuenta años que ha perdido el trabajo y espera el desahucio de su apartamento en un barrio de clase media de Madrid, y Gerardo, su vecino, un científico mayor que ella, un hombre clásico con quien aparentemente no tiene muchas cosas en común. ¿Cómo surgió la novela y cuál es la razón del nacimiento de estos dos personajes tal y como los muestras en la novela?
M.M.: El arranque fue una nota en el periódico sobre unos hechos ocurridos en Granada, en las Gabias. Fue un acontecimiento dramático en el que un hombre asesinó a su hermana embarazada y al pequeño hijo de ésta. Esa crudeza se quedó como un sedimento de la memoria que tuvo la capacidad de hacer que me sentara y me pusiera a pensar sobre esa base. Es algo que se diluye a medida que se construye la novela, pero que estuvo en el proceso, en el inicio. Escribir a veces trata de eso, de captar la esencia que quedó tras un suceso real y manipularlo, rodearlo de capas de ficción y construir una historia, una trama y unos personajes.
J.M.: Vamos a ahondar en la novela. Estableces de entrada, en la primera página, que Salma no es muy sociable. Lo dices después de decir que ha reconocido al vecino, que luego resultará ser Gerardo, pero que no lo saluda porque no se conocen. Él va en esos momentos en su Volkswagen color gris delfín. ¿Crees que precisamente el hecho de no ser muy sociable será lo que hará surgir la amistad entre Gerardo y ella, porque él es un tanto reservado también? Por cierto, me encanta lo del color gris delfín.
M.M.: Dos personajes, dos vidas con una misma base de desarraigo, de escasez de afectos. La institución familiar no fue nunca un lugar amable para ellos. Esa fragilidad los acerca y convierte esta novela en una historia intimista. Intimista y negra. Pero además de la precariedad y el desarraigo, me gustaría destacar que el título puede resumir bastante bien esta novela. La amistad no es la imagen idílica que tenemos desde la adolescencia. Es inestable, vulnerable, no siempre la entendemos. ¿Cuáles son los límites de la amistad? A veces nos sitúa en una frontera y nos exige respuestas de manera insolente, a lo bruto. Salma da una réplica, la que sabe, la que puede.
J.M.: Comienzan a hablar Salma y Gerardo a consecuencia del atropello de un perro que llevan al Veterinario por estar mal herido. ¿Puedes explicar a nuestros lectores un poco ese momento y cómo se te ocurrió que el primer encuentro fuera ese?
M.M.: Dos personajes solos que sienten compasión por un animal herido. Eso los une puesto que ambos tienen vivo un sentimiento de amor que aún no está chamuscado del todo. Ojo, las personas tienen muchas caras, no todas son compasivas.
J.M.: En relación a Salma hablas del insomnio que padece y la forma en que le hace frente y también expones la insoportable condición de la soledad. ¿Crees que es un mal que ha aumentado en nuestros tiempos y es la razón por la cual lo has querido plasmar en tu novela? ¿O cuál es la razón?
M.M.: Que la soledad está aumentando, es un hecho y lo es también la precariedad en sentido amplio. He querido hablar de temas que nos conciernen a todas. Cualquiera puede verse en una situación de precariedad y en total soledad, nadie está a salvo. Salma, la protagonista, va a ser desahuciada porque, entre otras cosas, ya no está funcionando el estado de bienestar y los derechos solo existen sobre el papel, no es la realidad. Cada vez es más grande la parte de la población que es irrelevante, que se echa a los márgenes y a la vulnerabilidad.
El mundo actual me sobrepasa, no soy capaz de tener una opinión optimista.
J.M.: En tu novela también sacas a relucir el racismo en relación al aspecto de mora de Salma, como cuando llega al edificio en el cual tiene su vivienda y un vecino, con una leve discapacidad intelectual y muy mala leche, le dice: ‘¡Mora de mierda, lárgate de una vez!’. ¿Has vivido de cerca situaciones de ese tipo con gente que conozcas? ¿Crees que en los últimos tiempos estas situaciones han aumentado por desgracia?
M.M.: ¡Claro que sí! Creo que, en esta época, deshumanizar al otro, al distinto, es una práctica que se está normalizando. Cada día vivimos ejemplos de degradación de criaturas humanas, por raza, sexo, orientación sexual, etnia. Las razones son y, parecen ser, cada vez más diversas. Hay una violencia contra el inmigrante que se legitima desde las instituciones. Salma nació en España, pero su apariencia la convierte, a veces, en objeto de violencia. Estamos asistiendo a un deterioro enorme de la democracia y podemos constatar que los derechos conseguidos con el esfuerzo de muchas generaciones, no son ni universales ni sólidos. Así que hay muchos grupos de personas que viven en el desamparo y la desigualdad extrema. Y, además, recurro otra vez, nadie está a salvo.
J.M.: Salma se va a vivir a una caravana en otra población por culpa del desahucio y comienza a trabajar en una taberna. ¿Puedes explicar brevemente un poco ese nuevo inicio de vida para que nuestros lectores conozcan un poco más de tu novela?¿Puedes hablarnos, un poco, de los personajes que conoce en su nuevo puesto de trabajo y la importancia que van a tener en la vida de Salma?
M.M.: En ese cambio a la vida en una caravana, quiero señalar cómo cada vez más gente tiene que irse de la ciudad a los márgenes, entendiendo por esa periferia las muchas modalidades de la expulsión. Salma tiene que adaptarse, no solo a una casa de ruedas minúscula, sino a un trabajo lejos de donde ella entiende que es su sitio. Es una superviviente y se adapta, pero es también una manera de “aceptar” con algo parecido a la resignación, que las cosas cambian a peor para muchas personas.
J.M.: Una de los temas en que a lo largo de la novela creas misterio es en la muerte del hijo de Gerardo. No voy a desvelar nada, pero me gustaría saber si fue uno de los primeros puntos que tuviste en cuenta al comenzar a escribir la novela o si vino la idea después de haberla comenzado.
M.M.: La muerte de Pablo, el hijo de Gerardo, estuvo en el inicio de la historia. Es uno de los primeros indicios de que “la Inestable bruma de los afectos”, es una novela bastante noir. Una muerte es siempre un punto de inflexión y, en muchas ocasiones, la consecuencia de sucesos anteriores que, a veces de manera involuntaria, preparan el terreno para que esa muerte se produzca. Por tanto, tenemos a un padre que intenta aferrarse al trabajo en el laboratorio y a la amistad con Salma, como única forma de salir vivo del duelo, y tenemos a una Salma que acepta ese vínculo con auténtica hambre de afectos porque la amistad es un poderoso salvavidas.
J.M.: En tu novela, en relación a Salma, hay dos personas cuyas acciones le han marcado mucho, que son su madre y su novia. ¿Qué puedes contarles a nuestros lectores sobre ello?
M.M.: Es la concatenación de abandonos que marcan su existencia, han sido muchos, pero esos dos sin duda son poderosos. La madre la dejó sola y se llevó con ella las leyendas del desierto, las palmeras y cuanto había de belleza en su infancia. Después su biografía muestra aristas y una soledad que crece entre las paredes de un internado. Cuando X, su novia, con quien ha vivido los años más tranquilos y felices de su vida, la abandona, Salma ve cómo se desmorona el eje más importante que la sostenía en pie. Casi enseguida, se desmoronan los otros, el trabajo y la casa. Es una mujer que tiene que empezar de cero.
J.M.: En relación a Gerardo, hay un hecho, que se produjo antes de terminar COU que le marcó mucho. ¿Es una de las causas de la represión de su homosexualidad siendo ya adulto?
M.M.: Sí, el curso de COU fue un momento duro para el protagonista porque su familia, católica y provinciana, se enteró por el director del centro de estudios de su homosexualidad. Tuvo una vertiente dulce, su traslado a Madrid en donde prosiguió los estudios.
J.M.: Otro punto de misterio es que, a los pocos días de conocerse Salma y Gerardo, parece que alguien los sigue. ¿A quién seguirán? ¿Por qué? No vamos a desvelar la intriga tan interesante que tiene tu novela, pero me gustaría saber si este punto fue el motor que hizo que avanzara la novela.
M.M.: Esta es una novela de intriga. Tanto Salma como Gerardo guardan aspectos importantes de sus vidas en secreto, por tanto, ambos piensan que son objeto de vigilancia y tienen miedos cualitativamente distintos. Ya en los últimos capítulos, los secretos se cuentan y es ahí donde los dos, se enfrentan a lo que puede ser un conflicto ético. Cada uno a su manera.
J.M.: No voy a desvelar nada más, porque lo que deseo es que lean la novela, pero me gustaría que nos contaras, brevemente, de qué tratan tus otras obras.
M.M.: Las dos novelas anteriores tienen un fondo histórico. “El tiempo de la rabia” (Huso, editorial, 2021) es una novela de ficción que entrelaza la época actual con la llamada “Desbandá” de Málaga, un éxodo de la ciudad en dirección a Almería que resultó letal para miles de malagueños que fueron atacados por tierra, mar y aire en la carretera. Aquel febrero de 1937 resultó ser terrible para quienes querían huir de los nacionales. Pero es, sobre todo, una novela actual que se desarrolla en Madrid con una protagonista, Cecilia, que nunca fue importante para nadie y que forma parte de una intriga con final casi feliz.
En “El desorden del azar”, (Huso, 2023) el fondo histórico es la vida de una estudiante de medicina en la ciudad de Granada durante los meses anteriores y posteriores a la muerte de Franco. Es la transición política a través de la vida y militancia de una joven de clase media que pertenece al grupo clandestino “Bandera Roja”. Es una novela de intriga y, como la anterior, en esta también encontramos unas cuantas dosis de realismo mágico en una estructura circular que abarca varias ciudades.
J.M.: ¿Con qué género te sientes más cómoda escribiendo? ¿Has pensado alguna vez en escribir alguno que no hayas probado todavía?
M.M.: Soy una escritora de ficción y me atrae el ensayo, pero me parece bastante complicado. Quizá algún día.
J.M.: ¿Tienes en marcha o pensado algún proyecto del que nos puedas desvelar algo?
M.M.: Sí, estoy trabajando en una historia sobre un americano que se recluye en un pueblo próximo a la ciudad de Málaga. Hay intriga como en las anteriores, pero en este proyecto se incluye la huida.
J.M.: Para terminar la entrevista: ¿qué añadirías que consideres importante y que hemos dejado en el tintero sin pronunciar nada sobre ello?
M.M.: Para mí, lo peor es la violencia sistémica de nuestro mundo, hacia las mujeres, hacia los árboles y los animales. En este sentido, que es el que más me preocupa, soy un tanto pesimista. No poder salir de esa visión, me llena de ansiedad. Por eso la literatura, la belleza de la palabra, las historias, constituyen un medicamento que induce calma y unas dosis de esperanza en el ser humano. El sentido de humanidad parece haberse marchado de nuestras ciudades, pero confío en su regreso.
Juana María Fernández Llobera
Imagen: Presentación del libro de Mati en Málaga, septiembre 2025
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