"SEDA", DE ALESSANDRO BARICCO
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"SEDA", DE ALESSANDRO BARICCO

"Libros que me han dejado huella", de Juana Ma. Fernández Llobera

Juana Ma. Fdez. Llobera | 28 sep 2025


Libros que me han dejado huella

‘Seda’ de Alessandro Baricco

Antes de adentrarme en la obra, voy a hablar brevemente de su autor, por si alguna persona no lo conoce. Pues bien, Alessandro Baricco es un escritor, dramaturgo, crítico musical y periodista italiano, nacido en Turín. Es muy famoso en su país. Es conocido por sus novelas más vendidas, como es ‘Tierra de cristal’ que obtuvo el Premio Selezione Campiello y Prix Medicis Étranger.  El Premio Medicis es un galardón literario francés que se falla cada año en el mes de noviembre. Dicho Premio se fundó en 1958, pero no es hasta 1970 cuando se crea el Premio Médicis étranger, concedido cada año por el jurado del Premio Médicis a una novela de autor extranjero publicada en francés el año del otorgamiento del premio. Por su obra ‘Océano mar’ le concedieron el Premio Viareggio. 

Vayamos a hablar ahora de la novela corta ‘Seda’. Fue publicada por primera vez en 1996, siendo un gran éxito, lo cual hizo que fuera traducida a varios idiomas. Narra la historia de un comerciante francés llamado Hervé Joncour, en el siglo XIX (sucede en la segunda mitad de ese siglo entre Francia y Japón), que viaja en varias ocasiones a Japón, para adquirir huevos de gusanos de seda para poder abastecer la industria de su pueblo (Lavilledieu). En realidad, la historia es un viaje interior del protagonista. En cada uno de los viajes que realiza a Japón aumenta su atracción por la principal cortesana del señor feudal con el que negocia la venta de larvas. Tiene la novela un estilo sencillo, muy preciso, transparente como la misma seda por su claridad, conciso y original. Como podrán apreciar si la leen, tiene una gran riqueza de imágenes y se puede apreciar el ritmo que posee, porque parece tener música. 

Ahondemos más en la novela. La novela narra gran parte de la vida de Hervé Joncour, que es un comprador y vendedor francés de gusanos de seda que recorre el mundo en su búsqueda. Casado, pero sin hijos, vive en un pueblo tranquilo llamado Lavilledieu, que se dedica casi por entero a la producción de seda. El padre de Hervé, alcalde del pueblo, tenía en mente que su hijo tuviera un brillante porvenir en el ejército, pero Baldabiou, que es quien ha introducido esta empresa de fabricación de seda en el pueblo, escoge a Hervé para que sea el que vaya a la compra de huevos de los gusanos de seda. Cuando los huevos en Europa empiezan a sufrir epidemias  Hervé irá a Siria y a Egipto a por ellos, pero cuando éstos se ven contaminados por las plagas, decide ir a Japón. En ese país, que ahora se está abriendo paulatinamente al comercio con el exterior, vivirá una experiencia amorosa no consumada con una joven no oriental que condicionará su vida.

Pues bien comienza la novela en la primera página estableciendo el momento que se produce la historia (año 1861) y nos da el dato de que Hervé Joncour compraba y vendía gusanos de seda, teniendo entonces treinta y dos años. 

Un poco más adelante, conocemos el hecho de que tiene una gran casa en las afueras del pueblo y un pequeño taller en el centro, justo frente a la casa abandonada de Jean Berbeck, que era un hombre que había decidido un día que no hablaría nunca más, cosa que hizo,  y al cual su mujer y sus dos hijas abandonaron, y cuando él murió, nadie quiso su casa. Comprando y vendiendo gusanos, Hervé Joncour veía como las ganancias iban aumentando cada año y, las mismas, eran suficientes para procurarse a sí mismo, y a su esposa, esas comodidades que en provincias se tiende a considerar lujos. Como expresa en el libro el autor, el protagonista era uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla. 

Baldabiou era un hombre que veinte años atrás había llegado al pueblo, pero aunque fue a ver al alcalde con ilusión y entusiasmo por mostrarle su negocio, éste no le hizo caso e hizo que lo echaran cuando él intentaba explicarle que era un negocio que traería dinero. Lejos de hundirse por cómo le había tratado el alcalde, construyó una hilandería junto al río, una cabaña para la cría de gusanos de seda al abrigo del bosque y una pequeña iglesia consagrada a Santa Inés. Baldabiou contrató entonces a una treintena de trabajadores, hizo que desde Italia l         e trajeran una máquina de madera, llena de ruedas y engranajes, y durante siete meses estuvieron trabajando, tras lo cual, volvió a ir a ver al alcalde depositando en su mesa treinta mil francos, que fue lo que hizo que le hiciera caso. Cinco años después, el pueblo tenía ya siete hilanderías y era uno de los principales centros europeos de cría de gusanos y de producción de seda. No todas las hilanderías eran de Baldabiou, pero el ver que era un negocio rentable, hizo que otros invirtieran en hacer algo similar. 

Siguiendo con la novela, descubrimos que Baldabiou es el hombre que ocho años antes había cambiado la vida de Hervé Joncour, cuando al pasar por delante del café de Verdun, lo vio vestido con su uniforme de alférez de infantería elegante y orgulloso de su porte de militar de permiso, y decidió que era el hombre perfecto para ir a comprar al extranjero huevos de gusanos de seda. Convenció a su padre que quería para él una carrera militar y un mes después, Hervé Joncour partió hacia Egipto en un barco que se llamaba ‘Adel’. Dos meses después volvería a su pueblo con millares de huevos conservados entre algodones en dos cajas de madera.

El primer viaje que hizo a Japón Hervé Joncour, tras ver que estaban infectados los huevos de otros lugares, lo hizo con ochenta mil francos en oro en el bolsillo, y con los nombres de tres hombres que le proporcionó Baldabiou, que eran un chino, un holandés y un japonés. Cruzó la frontera cerca de Metz, atravesó Württemberg y Baviera, entró en Austria, llegó en tren a Viena y Budapest, para proseguir luego a Kiev. Recorrió a caballo dos mil kilómetros de estepa rusa, superó los Urales, entró a Siberia, viajó durante cuarenta días hasta llegar al lago Baikal, descendió después por el curso del río Amur, bordeando la frontera china hasta el océano. Se detuvo, entonces, en el puerto de Sabirk durante once días, hasta que un barco de contrabandistas holandeses lo llevó a Cabo Teraya, en la costa oeste de Japón. Y allí, después, fue andando atravesando distintas ciudades. 

Una vez en Japón, va a ver a Hara Kei, para negociar con él. Cuando va a su casa, se descorre un panel de papel de arroz y éste estaba sentado con las piernas cruzadas en el suelo. El único signo de su poder visible era una mujer tendida junto a él, inmóvil, con la cabeza apoyada en su regazo, los ojos cerrados, los ojos escondidos bajo él amplio vestido rojo que se extendía a su alrededor. Más adelante, sabemos que los ojos que abre dicha mujer no tienen sesgo oriental, cuando va dirigida la mirada a nuestro protagonista. Y aquí comienza la fascinación del protagonista de nuestra historia por dicha mujer.

Los huevos que Hervé Joncour había traído de Japón, como expone el autor de la obra,  pegados a centenares sobre pequeñas láminas de cortesía de morera, se revelaron completamente sanos, lo cual hizo que la producción de seda ese año en Lavilledieu fuera extraordinaria y eso hizo que el protagonista de la historia se hiciera rico, con lo cual adquirió treinta acres de tierra y durante el verano estuvo diseñando un parque silencioso para pasear. Pasado el verano, en el mes de octubre, volvió a partir a Japón.

¿Qué pasará a partir de ahora? ¿Qué sucederá con la muchacha de la cual se ha enamorado? ¿Qué aventuras vivirá el protagonista?

Se hizo una película de esta novela en 2007 que fue titulada Silk, del director canadiense François Girard, protagonizada por Michael Pitt, Keila Knightley, Alfred Molina y Miki Nakatani. 

Espero que con lo que he descrito de la novela, os hayan entrado ganas de leerla. 

                                             Juana María Fernández Llobera

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