Libros que me han dejado huella
‘Un amor’ de Sara Mesa
La verdad es que comencé a leer a Sara Mesa cuando fue finalista del Premio Herralde de Novela en 2012, con su obra ‘Cuatro por cuatro’. Me enganchó la historia de un grupo de chicas que se han fugado del Wybrany College, que es un internado completamente incomunicado del exterior, donde encontramos a hijos de familias acomodadas, pero también hay chicos becados cuyos padres trabajan al servicio del proyecto, pero son atrapadas y devueltas a dicha institución, donde reina la manipulación aparte del aislamiento. Pero llega al Colegio Isidro Bedragare, profesor sustituto, y da un giro la novela.
Pero hoy quiero hablar de su novela ‘Un amor’, que a mí me resultó amena y me hizo pensar bastante.
¿Dónde ocurren los acontecimientos de esa novela?
Ocurre en ‘La Escapa’, que es un pequeño núcleo rural.
¿Quién es la principal protagonista?
Nat, que es una inexperta traductora que llega acaba de mudarse allí.
Recuerdo que la primera pregunta que me vino a la mente fue, ¿por qué se ha ido a vivir allí?
Eso es algo que se desvela páginas después, ya que la razón tiene bastante peso en cómo se siente Nat.
Con la primera persona en tiene contacto es con su casero, que vive en Petacas, una pequeña población a quince minutos en coche. Se presenta en la casa que ha alquilado Nat dos horas más tarde de lo que habían convenido. No se disculpa por haber llegado tarde. No le dice su nombre y después de hablar de las reparaciones que hay que hacer, le regala un perro como gesto de bienvenida. Después, cuando el casero ya se ha ido, va a comprar a la única tienda que hay en varios kilómetros a la redonda, que es un establecimiento sin rótulo donde se amontonan, mezclados, artículos de alimentación y droguería. Comprar en ese establecimiento resulta caro y no hay mucha variedad donde elegir, pero no tiene ganas de ir a Petacas. A la dependienta le da por hablar, preguntándole por su vida con desparpajo, lo que incomoda a Nat. La dependienta será uno de los personajes que aparecen constantemente en la novela.
El casero no tardará en mostrarse cómo es realmente y comenzarán los conflictos en torno a la casa alquilada, que es una construcción puma deteriorada, aparte de pobre, con muchas grietas y múltiples goteras. Los otros habitantes de la población, que son la chica de la tienda, Píter (el hipppie), Andreas el alemán y la anciana Roberta, la tratan aparentemente con normalidad cuando comienzan a conocerla, aunque en el fondo existen interrogantes, incomprensión y extrañeza por ambas partes.
¿Qué encontramos en relación a Nat de los otros personajes?
Comencemos con el perro, que tiene una parte bastante importante a lo largo de toda la novela.
Nat intenta jugar con el perro lanzándole una pelota, pero en vez de atraparla y devolvérsela, se aparta cojeando. Si se agacha a su lado, se escabulle con el rabo entre las patas. Como es muy esquivo, decide llamarlo Sieso. Incluso parece no interesado en comer, porque si le echas comida, bien, pero si no le das, tampoco le importa. En eso no le engañó el casero, diciéndole que era barato de mantener. Iremos viendo la evolución de la relación con el can a lo largo de la novela.
Sigamos con Píter (el hippie):
Conoce al hippie una mañana en la tienda. Es la chica de la tienda la que le llama así. Ese día los atiende a los dos sin ninguna prisa, incluso fumando tranquilamente. Por lo que se ve, el hippie es algo mayor que Nat, aunque no debe pasar de los cuarenta. Es alto y fuerte, con la piel curtida por el sol, además de unas manos gruesas y agrietadas. Tiene una mirada decidida pero apacible. Lo define con mucho detenimiento Sara Mesa, expresando además, que lleva el pelo largo, cortado a trasquilones, y su barba tiende al pelirrojo.
Nat mira de costado al hippie. Mientras espera su turno, desliza la mano por el lomo del perro que acompaña a Píter. Luego, Sara Mesa describe a la perra: ‘Es una labradora castaña, vieja pero de innegable elegancia’. Luego al decir que es buena, él se presenta diciendo que se llama Píter (le gusta escribirlo así a él). Luego se lo encontrará tiempo después en la ferretería y él le dice que no compre nada, que le puede dejar las herramientas, y poco a poco se van haciendo amigos.
Nat va arreglando la casa como puede. Cuando decide ponerse con el exterior de la casa, se levanta temprano para evitar el calor fuerte, pero aún así suda porque hay mucho por hacer. Friega el porche con fuerza, y luego se pone a rascar, lijar y barnizar el suelo de madera y las traviesas de la pérgola. Cuando acaba de limpiar el terreno de suciedad, queda una explanada más o menos amplia de terreno agrietado. Una gitana al verlo, le vende macetas viejas por poco dinero. Como pesan mucho algunas, el marido de la gitana le ayuda a llevarlas y le dice que coja brotes de por ahí en vez de gastarse dinero en un vivero. Entonces Nat se dedica a recoger plantas de las casas cercanas, muchas de ellas deshabitadas. Son ramas que asoman por las vallas de las parcelas. Cuando Píter se entera de que Nat ha actuado así, se muestra contrariado, porque él mismo podía haberle dado brotes e incluso plantas enteras. Entonces es cuando le regala un robusto cactus en el que ya están saliendo flores fucsias. Nat lo coloca junto a la puerta, pero la verdad es que lo hace a regañadientes. El hippie es uno de los personajes importantes en la novela.
Otro personaje es Roberta:
La anciana, que vive en una casita amarilla, al ver el cambio, se acerca a mirar y felicita a Nat, que se siente de inmediato atraída por ella. No entiende la razón de que la chica de la tienda dijera que es una bruja, porque si algo ve en ella Nat, es su dulzura. A medida que va elogiándola, Nat se da cuenta de que cree que ha comprado la casa, porque Nat piensa que nadie en su sano juicio, se metería a arreglar tanto algo alquilado. Poco a poco se van conociendo más detalles de ella a lo largo de la novela.
Llega el turno de hablar de Andreas, el alemán:
Es quien quiere que le arregle las tejas para no tener goteras. Como no tiene micho dinero llegan a un acuerdo. ¿No tienes curiosidad de saber a qué acuerdo llegan? ¿Qué es lo que pasa entre ellos?
Tras haber hecho lo que habían pactado, el alemán impermeabiliza la superficie, tanto por fuera como por dentro de la casa y coloca nuevas tejas.
Tras haber hecho la reparación, sin embargo, siguen quedando en casa de él. ¿Qué es lo que va pasando?
Siempre presente el monte Glauco en toda la novela, junto a La Escapa, adquiere una personalidad propia que resultará oprimente para Nat, que navega en una lucha consigo misma, con los vecinos tras conocer lo que ha pasado con Andreas y teniendo muy presente su sensación de fracaso, que arrastra desde que ha tenido que dejar su trabajo de antes de llegar a La Escapa.
Cómo puedes ver, se trata de una novela que te mantiene en vilo a lo largo de toda ella. Si tienes ocasión, léela. Estoy segura de que no te dejará indiferente y pasarás un buen rato, porque cuando te crees que todo avanza en un sentido un giro te sorprenderá.
Juana María Fernández Llobera
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